«O somos siameses o no podemos ganar esta batalla»

Teresa Rodríguez, la lideresa de Podemos, la «Agustina de Aragón con fuego en el puño cerrado» en palabras de Távora , fue clara y rotunda: «O somos siameses o no podemos ganar esta batalla». En otros términos, nada de discusiones en la reciente alianza. Rodríguez sólo tuvo gestos de agradecimiento para su triple colega Antonio Maíllo; profesional, ambos son profesores; de escaño en el Parlamento andaluz, y ahora también de cartel para las proximas elecciones generales del estío.

Teresa Rodríguez volvió a arremeter contra Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, y las luchas internas por el control del partido: «Cuanto peor para Pedro Sánchez, mejor le va a ir ella». Además, dejó bien claro que las siglas son lo de menos, porque «para nosotros la política no es una profesión sino una dedicación», no como otros (en clara referencia de nuevo a los grandes incluido el PSOE), «para los que lo importante es salvaguardar el aparataje del partido». La lideresa de la formación morada en Andalucía convirtió este acto de presentación en un mitin pre electoral, «no vamos a permitir el lujo de que la siguiente generación se acostumbre a vivir sin derechos». Mensajes dirigidos a su público joven, «víctimas del ajuste neoliberal», que asistía entusiasmado en este espacio teatral pequeño pero caluroso y acogedor.

Antonio Maíllo le precedió en la palabra. Fue más duro en el fondo que en la forma, menos mitinera que la de su ahora compañera de batalla electoral. Por algo Távora le identificó como «la cabeza» y a Rodríguez «la boca». Para el dirigente de IU podemos estar con esta unión en las puertas de «un proceso de ruptura democrática», «un acto de lucha y rebeldía contra el elemento diferencial de Andalucía frente al resto, el paro». Como colofón se cantó el himno de Andalucía con el puño levantado y la bandera verdiblanca, también muy simbólica, perteneció al fallecido presidente del grupo parlamentario de Podemos, José Luis Serrano. Menos alegórico fue que el sonido del micro se iba y venía aleatoriamente . Pero sin problemas: «Esto es un símbolo de lo que puede venir para hacernos callar», Maíllo dixit.