Luis Pizarro: «No damos abasto para atender los problemas de salud mental»

La pandemia ha tenido un fuerte impacto sobre la salud mental de la población. ¿Faltan profesionales para atender el aumento de demanda?

El problema endémico de la sanidad española, no sólo la andaluza, es la carencia de recursos en salud mental. Siempre ha sido la pariente pobre del sistema sanitario. En España, solo hay seis psicólogos por 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea. Andalucía tiene casi la mitad que España. El primer escalón es la atención primaria, donde hay muchos menos especialistas de los que debería sobre todo en Psicología Clínica y Psiquiatría. Si con los recursos que había antes de la pandemia ya era difícil atender a la población, ahora mucho más. Quien tiene dinero se va a la privada.

El diputado de Más País Íñigo Errejón llevó al Congreso el debate sobre la falta de profesionales y el abuso de psicofármacos. ¿Hemos normalizado vivir medicados?

Tenemos cifras récord de prescripción de psicofármacos, sobre todo ansiolíticos y antidepresivos. Como hay pocos profesionales, poca psicoterapia se puede hacer y se tiende a medicar. En 2021 se contrataron a 26 psicólogos clínicos y psiquiatras para la atención primaria y este año está previsto contratar otros 26. Queda mucho camino por recorrer, porque hay 1.500 centros. Luchar por los derechos de estos pacientes significa luchar porque sean bien atendidos. Hay tres niveles de atención: primaria, las unidades de salud mental y los hospitales. Luego están los equipos de tratamiento intensivo comunitario (ETIC) que salen a buscar a las personas con trastorno mental grave que no van al hospital. Los ETIC se han multiplicado y por cada unidad clínica se han creado uno o dos.

¿Escasean las camas para ingresar a los pacientes más graves?

Muchas veces no hay camas de agudos. Se necesitan comunidades terapéuticas o casas hogar de Faisem. No ha habido un despliegue de recursos para tratar la enfermedad mental tras el fin de los maniconios y es una carencia que arrastramos desde hace décadas. No damos abasto para nada. A veces, no hay familia o la familia no puede hacerse cargo y la administración debe ser la que ayude al paciente.