El inventor del calefactor de bajo consumo que no se rompe ya lo ha sacado a la venta
El ingeniero Vidal López fabrica y distribuye los primeros aparatos desde su sede de Cárcheles, en Jaén

Se llama Vidal López Olmo . Es harto probable que al lector ese nombre no le diga nada, pero quizás le dé alguna pista saber que este ingeniero de caminos nacido y criado en Mengíbar, un pueblo a 21 kilómetros de Jaén, es ... el inventor de un calefactor que tiene, entre sus innumerables virtudes, una durabilidad sin parangón en el mercado y una probada eficiencia, pues consume casi la mitad de energía eléctrica que el habitual radiador de aceite para calentar una habitación del mismo tamaño.
Teniendo en cuenta que la luz lleva meses pulverizando sus máximos históricos y que la factura del mes de enero se ha encarecido el triple en los últimos doce meses, no son prestaciones que un consumidor medio pueda dejar pasar por alto. Si ABC informaba en noviembre de 2020 de que el creador de este electrodoméstico, entonces residente en Alemania, había registrado la patente después de diez años de investigación y pruebas de ensayo-error, la noticia ahora es que el calefactor irrompible ha salido al mercado con el nombre comercial del modelo Jaén.
Más de un año después, el sueño de este perseverante inventor, que era fundar una fábrica en su tierra, ha empezado a materializarse. Tan convencido está de su durabilidad que lo vende con una garantía de 10 años. « Ha sido por ponerle una fecha, aunque la durabilidad es aún mayor . Además, con las últimas mejoras que he introducido, he logrado hacer un nuevo modelo con un precio más asequible sin disminuir en absoluto su calidad».
Tan seguro está de su durabilidad que vende el equipo con una garantía de diez años. No hay otro que lo asegure tanto tiempo
De las ventajas que presenta su equipo da cuenta al periodista con entusiasmo el ‘padre de la criatura’. «Si el precio del kilovatio hora actual ronda los 40 céntimos, un calefactor clásico de 1.000 watios enchufado durante siete horas y los cuatro meses de invierno, gastaría alrededor de 336 euros, mientras que con el mío el consumo aproximado sería de 235 euros . Si tiene varios aparatos en la vivienda, el ahorro es significativo», destaca.
Este eficiente calefactor, a prueba de temporales Filomena y cambio climático, llevaba años anidando en su cabeza. López Olmo ha regresado a su provincia, dejando a su mujer y dos hijas en el municipio de Gehofen, en Turingia (Alemania), su lugar de residencia desde 2012, para establecer su centro de operaciones en Cárcheles, a 2.500 kilómetros de distancia . En una nave industrial que le ha cedido el alcalde de Cárcheles, Enrique Puñal, ha comenzado a fabricar y distribuir –en principio de manera artesanal y no mecanizada– los primeros calefactores comercializados a través de su empresa, Jicesa Thuerheiz.
El poder del boca a boca
El ingeniero ha conseguido vender ya más de medio centenar de aparatos del modelo Jaén, un equipo de 23 centímetros de altura, con una potencia máxima que ronda los 720 watios y un precio de venta de 50 euros (57 con los gastos de envío). Los pedidos han sido realizados todos a través de su página web ( jicesa.com ) –de momento, no lo está en tiendas–. El calefactor ha llegado a hogares de Asturias, Cataluña o País Vasco, aunque sus principales clientes han sido los propios vecinos del pueblo jienense de 1.300 habitantes donde lo fabrica, enclavado en Sierra Mágina, donde ha establecido su fábrica. « Los que me lo han comprado lo han probado y se han animado otros vecinos . Se ve que ha funcionado el boca a boca», relata.
La clave de su aceptación, por ahora a nivel muy local, está en lo rentable que resulta para el bolsillo. « El típico radiador de aceite de 1.300 watios tarda dos horas en elevar tres grados la temperatura de una habitación de unos 14 metros cuadrados, consumiendo más de 2.000 watios, mientras que el modelo Jaén consigue el mismo calor en menos de una hora y gastando menos de 700 watios», detalla.
«Me gustaría tener mayor capacidad de producción y poder contratar a empleados, pero por ahora tengo que conformarme con ir montando yo los aparatos. Este año la producción va a ser limitada », se justifica. Los problemas en las cadenas de suministro por la explosión de la demanda global, después de los confinamientos por la pandemia, mantienen paralizadas en algún contenedor las piezas que deben llegar desde China. Como consecuencia, se ha visto obligado a posponer su plan de vender el calefactor DCD400, que iba a ser el primero en fabricar.
«Las piezas que pedí a China antes de las pasadas Navidades, aparte de haberse encarecido muchísimo, están tardando más de la cuenta y, para colmo, el envío se ha visto afectado por el Año Nuevo chino. Por eso, he tenido que vender en primer lugar el modelo Jaén, del que sí tengo piezas », asegura. El nombre escogido no puede ser más atinado para alguien que aspira a ser profeta en su tierra.
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