La empresa gestora del vertedero de Nerva ha presentado un proyecto para su clausura

La clausura que solicitan, entre otros, el PSOE e IU, está, pues, en vías de encarrilarse. Está «concluyendo el cierre definitivo de uno de los vasos del depósito», informaba DSM.

La actividad que realiza está «absolutamente respaldada por las autoridades en materia medioambiental y cuenta con todos los permisos necesarios que la regulan», insistió la empresa. Además, afirmó que el tratamiento que se lleva a cabo en las instalaciones de Nerva «se efectúa con minucioso cumplimiento» de la normativa medioambiental. Así, DMS defiende que esta gestión «viene avalada por los más de 700 controles ambientales realizados por empresas acreditadas y las más de 50 auditorías a las que viene sometiendo la planta desde sus inicios», tanto de la Administración como de empresas certificadoras independientes que «garantizan, entre otros, el estricto cumplimiento de todos los estándares relativos a protección del medio ambiente y la salud de las personas».

DSM subraya que «presta un servicio esencial para la industria andaluza que no puede prescindir de este tipo de centros para su viabilidad». De hecho, indica que «el 65 por ciento de sus volúmenes de gestión históricos proviene de empresas andaluzas, el 34 por ciento de industrias del resto de España y la Unión Europea y menos del uno por ciento de terceros países».

Abengoa, que era el antiguo dueño del vertedero, estuvo pagando al Ayuntamiento de Nerva una suerte de canon anual que rondaba los 500.000 euros. Una sociedad controlada por Gonzalo Madariaga, propietaria actual del recinto, consolidó este acuerdo, pero en 2020 alegó un desplome de ingresos durante el confinamiento e intentó negociar su rebaja. Fraccionó el abono sin contar con el plácet de la corporación local que preside el alcalde socialista, José Antonio Ayala.

El regidor celebraba ayer el respaldo que ha recibido la concentración apoyada por vecinos de su pueblo. «Lo que pretenderíamos es manifestar nuestra opinión delante del Parlamento andaluz, de forma pacífica y absolutamente leal con las instituciones, solo diciendo que no queremos el vertedero y queremos que nos escuchen». «Que tomen buena nota», añadió.