Los 10 choques de Andalucía con el mando único: de los muertos «fantasma» a los agravios en la desescalada

«Esto no es un cogobierno con las comunidades autónomas, esto es un mando único, que no me cuenten historias», explotaba el pasado jueves el consejero andaluz de Salud y Familias. Jesús Aguirre (PP) se quejaba en una entrevista en Canal Sur de que el Ministerio de Salvador Illa (PSOE) «jamás» ha aceptado las propuestas que el Gobierno regional del PP y Ciudadanos le ha trasladado «por escrito» durante la crisis. Desde el 14 de marzo se han producido diez choques que han creado un clima de recelo mutuo.

No habían pasado ni 48 horas desde que Pedro Sánchez proclamara que «la autoridad competente en todo el territorio será el Gobierno» , cuando se produjo el primero de los desencuentros. Dos días después del estado de alarma, la Guardia Civil requisó en Alcalá la Real (Jaén) 150.000 mascarillas a una empresa proveedora del Servicio Andaluz de Salud (SAS), a la que semanalmente suministraba una media de 200.000 mascarillas (quirúrgicas y antivirales). El mando único justificó la operación para enviarlo a un hospital de Madrid, el kilómetro cero de la pandemia.

La consecuencia fue que Andalucía se quedó durante semanas sin mascarillas suficientes para luchar contra el coronavirus . Médicos y enfermeros tuvieron que usar protecciones caseras. El problema se agravó porque el Ministerio centralizó durante los diez días la compra de suministros sanitarios. Pronto se evidenció que le faltaba músculo para abastecerse en el mercado. Los primeros lotes de mascarillas para profesionales sanitarios y test rápidos para saber el alcance real de la pandemia no recalaron en Andalucía hasta el 6 de abril.

Para colmo, el Gobierno tuvo que devolver 640.000 test rápidos defectuosos que compró a China a través de un proveedor «de confianza» y la Junta paralizó la compra de otras 60.000 unidades por su poca fiabilidad. Hasta 4.363 sanitarios se han contagiado, la mayoría se han curado ya y diez han fallecido, según los datos difundidos ayer por la Consejería.

La crisis económica es otro frente abierto. La consejera andaluza de Empleo, Rocío Blanco (Cs), ha pedido con escaso éxito a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (Podemos), que emitiera nóminas semanales en vez de mensuales, para que pudieran cobrar el medio millón de trabajadores andaluces afectados por un ERTE. Su sugerencia cayó en saco roto.

Otro foco de tensiones es la fórmula de reparto de los fondos prometidos por el presidente del Gobierno para que las autonomías afronten el impacto económico y de gasto sanitario en sus cuentas. Para entregar los primero s 91 millones de euros para las actuaciones urgentes , el criterio con más peso era la población (80%), seguido del número de casos (15%) e ingresos en UCI (5%). Con el nuevo fondo no reembolsable de 16.000 millones de euros para pagar la factura de la crisis , las condiciones cambiaron. La partida se abonará en dos fases: 6.000 millones a corto plazo y 4.000 en el segundo trimestre. En contra de los deseos de Andalucía, que pedía que prevaleciera la población, ésta tendrá un peso del 20% en el primer tramo y del 40% en el segundo.

El levantamiento selectivo de las restricciones sanitarias ha sido un terreno abonado a las suspicacias. El Ejecutivo ha desechado las propuestas autonómicas para permitir la movilidad entre provincias desde la fase 2, para establecer criterios comunes en la vuelta a las aulas, y para que los mayores salieran por las mañanas y los niños por las tardes o para que se ampliara la franja horaria, evitando los momentos de más calor .

La Junta discrepó del plan del mando único que obligaba a los viajeros que lleguen a España desde el extranjero a guardar una cuarentena de 14 días. El mando único rectificó y eliminó este encierro obligatorio a partir del 1 de julio .

Más acogida tuvo su plan para que las playas se abrieran al baño el 25 de mayo, pero de nuevo se quedaron descolgadas Granada y Málaga en esta «desescalada asimétrica». Sus costas, polo de atracción para el turismo de masas, no podrán abrir hasta el próximo lunes , tras su pase a la fase 2. Los informes de Sanidad echaron más leña al fuego del malestar autonómico tras comprobar que la incidencia de la pandemia era menor que en Navarra o tres zonas de Cataluña que sí avanzaron en la fase 1 una semana antes.

El Ministerio y la Junta ni siquiera aplican un criterio común para computar los casos diagnosticados diarios o cifras de muertes . Para ahondar en el desbarajuste, el Sistema de Monitorización del Instituto de Salud Carlos III afloró 576 defunciones en Andalucía que no figuraban en la anterior estadística. Al mando único no le salen ni las cuentas.