Repunta la religiosidad en Andalucía con el doble de creyentes que de ateos
La incertidumbre, las guerras o incluso las políticas de Donald Trump impulsan el auge: un 56 por ciento de los andaluces creen, tres puntos más que en 2019

La religiosidad popular va a más en Andalucía y en los últimos tiempos ha experimentado un importante crecimiento. Hay datos que revelan esa tendencia que puede resumirse en que más del 56 por ciento de los andaluces son religiosos y que en la comunidad ... autónoma hay el doble de creyentes que de ateos. Se trata de cifras extraídas de la última edición trimestral del Barómetro Andaluz elaborado el pasado mes de abril por la Fundación Pública Andaluza Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa de la Junta de Andalucía.
El porcentaje de quienes se consideran «algo religioso» se sitúa en el 26,6%, mientras que un 19,1% se cataloga como «religioso», un 10,7%, «muy religioso», y un 20,1%, «poco religioso». En la categoría de «ateos» queda encuadrado el 4,6% del total. De hecho el porcentaje de andaluces que se considera «muy religioso» ha aumentado en más de tres puntos en el último lustro hasta acercarse al 11% de la población total, que es más del doble del 4,6% de ciudadanos que se clasifica como «ateo».
Pero además los datos ponen de manifiesto ese crecimiento del sentimiento religioso ya que ese 56,5 por ciento es 2,7 puntos superior a los datos del barómetro correspondiente a diciembre de 2019, cuando dicho colectivo representaba al 53,7% del total. Eso supone un importante crecimiento con respecto a lo que había antes de la pandemia del año 2020.
Ese crecimiento del sentimiento religioso ha ido paralelo a una disminución del número de ateos. De hecho, el barómetro refleja que ese porcentaje ha bajado del 6,2 por ciento que había en el año 2019 al 4,6 actual.
Aunque se trate sólo de una muestra elaborada a partir de un trabajo de campo desarrollado entre el 17 de marzo y 3 de abril con una muestra de 3.600 personas residentes en Andalucía mayores de edad, refleja una clara tendencia.
¿Qué está pasando para que la religiosidad popular crezca en Andalucía? La respuesta no es fácil pero según los expertos puede achacarse a varios factores entre los que se encuentra un momento histórico de incertidumbre en todos los sentidos. Hay inquietud política a nivel internacional por temas muy preocupantes como la guerra de Ucrania, la era de Donald Trump y su política arancelaria e incluso en el ámbito nacional situaciones extremas como el reciente apagón. O remontándonos más atrás, la pandemia también ha influido. Porque cuando hay momentos de incertidumbre en la vida son muchos los que vuelven a buscar lo trascendente, unido a lo inmediato, en lo que aferrarse.
Francisco Javier Crespo, profesor de la Universidad de Valladolid y jefe de sección del Archivo General de Simancas que coordina un proyecto impulsado por el Centro de Estudios Andaluces sobre la religiosidad popular en Andalucía parece tenerlo claro. «A lo largo de la Historia, ha sido frecuente que en una coyuntura de incertidumbre, la necesidad en el ser humano es buscar respuesta a cosas que le superan. Si hay pandemia o guerra, no resultaría extraño que los andaluces se retrotraigan a elementos identitarios de la tradición, de sus creencias», dice. Igualmente se trata de la seguridad que aporta la pertenencia a una comunidad.
En ese momento de incertidumbre se producen cuestiones que no se pueden controlar. Es algo que lleva al ser humano a «agarrarse a la realidad» de la religiosidad. Y que ha estado ahí siempre ya que, a lo largo de toda la historia, el ser humano «ha buscado la forma de salvar su vida en la eternidad». Hay que considerar la importancia de las fundaciones y obras pías en el auge patrimonial cofrade, siendo ambos elementos fundamentales en la intermediación entre el hombre y la eternidad.
En el caso de Andalucía esta tendencia se acentúa porque entra además el factor de la tradición, de algo que ha estado ahí durante siglos. «Hay una tradición histórica en Andalucía incontestable sobre religiosidad popular», explica el profesor Crespo. Se trata de una realidad estudiada desde la Antropología andaluza desde hace décadas, con grandes figuras como Isidoro Moreno o Salvador Rodríguez Becerra.
De moda
Y ahí entran las cofradías, un fenómeno que parece volver a «estar de moda» frente a otras épocas más flojas como ocurrió durante los años que siguieron al Concilio Vaticano. Pese a que haya habido altibajos, siempre han estado. Hasta en la guerra, durante la época de la Desamortización o incluso en la etapa de la invasión napoleónica. En todos esos momentos esa religiosidad popular siguió ahí aunque se resintiera. Las cofradías siempre han estado hasta en guerra.
En Andalucía se ha unido lo coyuntural con lo estructural. Una realidad histórica que ha existido siempre ya que han sabido a adaptarse a las distintas situaciones. «Se han adaptado a persecuciones, a cambios de mentalidad o de control provenientes de las autoridades civiles o eclesiásticas», explica el experto. Si hubo un tiempo en que estaban más ligadas a la beneficencia ahora, aunque la parte social y caritativa de las hermandades siga siendo importante, no es lo único. Por ejemplo históricamente diversas devociones cofrades de Andalucía se han vinculado a hospitales, y hasta la Macarena en Sevilla se ha ligado al antiguo hospital de Las Cinco Llagas, ahora es mucho más que eso.
Porque en Andalucía las cofradías son también una forma de socializar. pues en Andalucía los núcleos de integración social que han ido perviviendo son los más vinculados al asociacionismo religioso, fraternal y cofrade, de épocas pre-contemporáneas. Y eso se potencia aún más ya que las hermandades organizan todo tipo de encuentros no sólo de naturaleza esencialmente religiosa, sino desde excursiones, comidas o hasta rifas (en la Edad Moderna, incluso fiestas de toros para financiar sus diversos gastos). «A un andaluz no se le puede tocar ni la familia, ni la cofradía, como se percibe en los debates que tantas veces están a pie de calle», bromea Crespo.
Además Crespo considera que la religiosidad en las cofradías «supera» cuestiones teológicas y religiosas. Porque hay más «realidades humanas y sociales» dentro de ellas que explican el auge. Se está produciendo una especie de «auge» de cofradías en barrios nuevos donde se va fortaleciendo un colectivo alrededor de elementos devocionales o rituales comunes. Ocurre que se forma una nueva urbanización y una de las atracciones es la hermandad. Porque en ella se juntan los vecinos alrededor de la actividad parroquial cofrade, especialmente los jóvenes que van a ensayar la salida de un paso o a tocar en una banda.
«Son parte de la vida», explica el experto. También lo ve como una cuestión de «de costumbres y antropológica». Una tradición «potente pero a la vez viva, resiliente y readaptada continuamente a las circunstancias» que forma parte de los «valores identitarios» en Andalucía ya que «la religiosidad» en esta comunidad va más allá del Catolicismo, pero sin perder la esencia de la religión. Por eso en las iglesias a veces no hay tanta gente como la que se ve al paso de las hermandades en cualquier pueblo.
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