Salud prevé un riesgo alto de virus del Nilo en más de cien municipios andaluces durante 2025

Con una sencilla gradación en tres colores, basada en los datos de vigilancia obtenidos de oleadas previas —detección general del virus, número de casos en humanos, condiciones ambientales...—, el organismo dependiente de la Junta establece que 103 términos municipales afrontan un riesgo de transmisión alto para este 2025, con independencia de lo que finalmente termine ocurriendo desde el punto de vista epidemiológico.

Las provincias con más carga son Sevilla y Cádiz, seguidas de Huelva. Si en la almeriense y granadina el punto de partida del riesgo es mayoritariamente bajo, en las más occidentales esos casos son claramente la excepción: sólo Alanís y Cazalla de la Sierra, en Sevilla; Benaocaz, Grazalema y Villaluenga del Rosario, en Cádiz; y Castaño del Robledo, Cumbres Mayores, Fuenteheridos, Galaroza, Jabugo, Los Marines, La Nava y Valdelarco, en Huelva; se encuentran ante un potencial riesgo leve.

En las provincias de Sevilla y Cádiz, de hecho, figuran las identificadas como Comarcas de Especial Seguimiento (CES), conjuntos de municipios donde se han encontrado signos de circulación del virus en los últimos tres años —ya fuera en mosquitos, caballos, aves o humanos— o que simplemente cuentan con una situación ecoambiental tendente al problema.

Una de las novedades del Programa de Vigilancia y Control Integral de de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental para este año es precisamente el de aparejar medidas de prevención y actuación concretas según los niveles. No conviene olvidar que no hay ningún punto de Andalucía en riesgo 0. Como mínimo, están en riesgo bajo.

Fuentes de la Consejería de Salud y Consumo aseguran que ya están comunicando a los distintos ayuntamientos la situación de prealerta con la que inician la temporada. La propia titular del ramo, Rocío Hernández, incidió recientemente en que esta planificación «aumenta la asistencia a los ayuntamientos y diputaciones para prepararse para el control de vectores e identificar precozmente la llegada del virus», entre otras cuestiones.

De esta forma, y siguiendo con el ejemplo de los municipios en riesgo alto, para ellos el protocolo prevé un plan municipal que incluye el tratamiento con biocidas, la eliminación del agua estancada, vigilancia animal e informes documentales a base de cartografiado de focos y certificados de tratamientos —esto último previsto para los meses más fríos y, por extensión, de menor reproducción de mosquitos—.

A diferencia de las áreas de riesgo medio, que también siguen este plan municipal, en las de mayor alerta éste se aplicará tanto en las zonas pobladas como en un perímetro de protección de kilómetro y medio, en zonas rurales transitadas y en focos larvarios, tanto potenciales como reales, que puedan entrañar un riesgo.

Igualmente, los ayuntamientos de municipios en punto de partida de riesgo alto —así como de aquellos que terminen entrando en esta consideración por brotes sobrevenidos— recibirán un plan de comunicación y sensibilización para que puedan trasladarlo a la ciudadanía. En este caso también se contemplan formaciones específicas para el personal sanitario, sobre todo de Atención Primaria, y farmacéutico.

Aunque se llevará a cabo durante todo el año, los esfuerzos se redoblarán en mayo y alcanzarán incluso zonas rurales de titularidad privada.