La obra, firmada por José Antonio Zamora y Ricardo Suárez, fusiona fotografía y pintura en una composición simbólica y contemporánea. El cartel muestra una instantánea en blanco y negro del simpecado de la hermandad, atravesada diagonalmente por una franja en verde y blanco que concluye en el escudo de la ciudad, integrando así elementos identitarios del Rocío y de Sevilla.
Los autores de la obra explicación la obra de esta manera: «Nuestro cartel es, a la vez, homenaje y promesa. Una visión serena y delicada del Simpecado, donde la sencillez resplandece sin distracciones. La fotografía en blanco y negro —atemporal y poderosa— acaricia los volúmenes del bordado, envuelve en misterio la plata que reluce, y conduce la mirada hasta la sagrada imagen de la Santísima Virgen, colocada sabiamente en el punto áureo, como latido central de la composición.
Desde lo alto, una franja de verdes y blancos atraviesa la obra para terminar junto al escudo de la ciudad de Sevilla: pinceladas que no son solo color, sino símbolo de un sendero. Un camino hecho de esperanza, de plegarias y amaneceres, de luz que guía y cobija a una hermandad que lleva ya 75 años caminando junto a su simpecado, al encuentro de la que es reina de las narismas».
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