La hermandad Matriz celebrará un rosario con el Simpecado verde por las calles de Roma y dos misas durante su peregrinación

La Hermandad Matriz proyectará en Roma la película del Rocío, 'El Rocío. El amor de Andalucía a la Madre de Dios' ( una actualización del audiovisual de Carlos Valera) en el Centro San Luis, próximo a la Plaza Navona y celebrará en la capital italiana un rosario público con el simpecado verde de Almonte, con punto de llegada en el Monumento de la Inmaculada Concepción de la plaza de España.

Está también prevista una recepción en la Embajada de España ante la Santa Sede y la celebración de sendas eucaristías en la Capilla de la Inmaculada de la Basílica de San Pedro, presidida por el párroco de Almonte y rector del Santuario del Rocío, Francisco Miguel Valencia Bando, y concelebrada por Salvador Aguilera, Oficial de la Santa Sede. La eucaristía será cantada por el coro juvenil de la Hermandad del Rocío de Sevilla que coincide estos días en Roma. La segunda eucaristía será en la Basílica Papal Liberiana de Santa María la Mayor, con la que el Santuario del Rocío tiene un vínculo de afinidad espiritual desde el año 2013, concedido por decreto del cardenal Santos Abril, Arcipreste de la Basílica en la fecha del 4 de abril de 2012. Gracias a este vínculo espiritual la Penitenciaría Apostólica concedía al Santuario del Rocío por mandato del Sumo Pontífice y por decreto del 3 de abril de 2012, las Indulgencias Plenarias. Esta Eucaristía va a estar presidida por el canónigo español, monseñor José Jaime Brosel, rector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat de Roma, y será concelebrada por el rector del Santuario del Rocío, Francisco Miguel Valencia Bando.

La Virgen del Rocío luce precisamente en sus manos estos días un Rosario del Santo Padre Francisco, obsequio que ha traído desde la Ciudad del Vaticano el predicador del primer día del triduo del Rocío Chico, Salvador Aguilera López, Oficial de la Santa Sede.

Se trata del segundo Rosario con el que un Papa obsequia a la Reina de las Marismas, tras el que le regalara el Papa San Juan Pablo II en su visita al Santuario marismeño, el 14 de junio de 1993.