La reducción de jornada pone en peligro los grandes proyectos de infraestructuras de Andalucía
El incremento de los costes puede ser de hasta el 15 por ciento si se refuerza la producción a base de horas extra
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El horizonte de las grandes obras públicas de infraestructura de Andalucía podría atravesar una etapa de bloqueo como consecuencia indirecta de la reducción de la jornada laboral aprobada hace ahora una semana por el Consejo de Ministros.
De las 40 horas prefijadas hasta ahora — ... para todos aquellos trabajadores que no desempeñen su labor bajo un convenio colectivo—, con la medida estrella de la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz la semana pasa a ser de 37,5 horas. Sobre el papel, el ajuste parece nimio: un 6,25 por ciento. Sin embargo en determinados sectores, como el de la construcción, el incremento de los costes aparejados puede ser millonario y poco soportable.
Si la jornada laboral se recorta, los trabajos sólo pueden abordarse bien ampliando la fecha 'de entrega' o bien reforzando la mano de obra. «En algunos casos será un tema sólo de coste, y en otros de coste y de plazo, porque habrá obras que no podrán trabajar por ley en horas extraordinarias y otras en las que tampoco encuentren personal cualificado para asumir la reducción con ampliaciones de plantilla porque hay una gran carencia de estos profesionales», explica Arturo Coloma, gerente del Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública (Ceacop).
Más allá del perjuicio de cara a la ciudadanía, prolongar el tope temporal es una opción poco factible, teniendo en cuenta que además supondrá un gasto añadido en el alquiler de la maquinaria. «Una grúa, por ejemplo, tiene presencia por meses, no sólo tiene un coste por días», añade Coloma.
Pero sobre todo, la demora en los plazos se descarta porque en la mayoría de las grandes adjudicaciones la financiación depende de fondos europeos, de partidas sujetas a plazos a menudo ya prorrogados.
La limitación de 80 horas
De ahí que el planteamiento se mueva en el refuerzo de los recursos humanos. Pero hay que tener en cuenta que no es tan simple como añadir un 6,25 por ciento de alza a la parte de la cuantía licitada que aún no haya sido satisfecha. Como recuerda el gerente de Ceacop, si la reducción de jornada se suple «a base de horas extra, el incremento es más próximo al 15 por ciento, y siempre sin olvidar que hay una limitación máxima de 80 horas por trabajador al año».
En ese sentido, el sector critica que el nuevo marco normativo no venga acompañado de «una ley de acompañamiento de revisión de precios» que permita «mediante la fórmula adecuada» reajustar los costes para aquellas obras que ya están en marcha —o simplemente se han ofertado— con las condiciones antiguas. «No sé porqué lo tiene que pagar la empresa, en una cuestión tan sobrevenida», afea Coloma, que no entiende que «la única solución de todo esto sea acudir al desequilibrio del contrato vía Contencioso».
Cabe destacar que la actual Ley de Contratos del Estado no recoge la revisión de la mano de obra, de los precios, mínimo hasta que haya pasado un año y se haya superado el 20% de los trabajos. «Antes teníamos una mayor estabilidad en este sentido, pero ahora se toman decisiones que afectan al coste laboral más frecuentemente, casi que de un mes a otro». Con una reducción de la jornada laboral que puede impactar en un 10% de media en los costes de la construcción, los profesionales claman por ese articulado específico que adecúe la medida de Díaz a la realidad del sector.
No obstante, Coloma puntualiza que los grandes incrementos se dejarán sentir de manera progresiva, pues estas empresas se encuentran mayoritariamente bajo el paraguas de los convenios colectivos, con un promedio de 38,5 horas semanales. Progresiva, porque lo natural es que sus organismos sindicales luchen para volver a bajar este número de horas en las negociaciones venideras de convenio y que sus empleados tengan ciertos derechos sobre la generalidad de los trabajadores por la dureza de sus condiciones de trabajo, su exposición al frío o al calor, la peligrosidad... y demás cuestiones ya consolidadas.
Con todo, el sector advierte de que el nuevo ajuste horario puede tener impacto en grandes proyectos de construcción, fundamentalmente de infraestructuras y obra civil, «con presupuestos de ejecución muy elevados y márgenes para las empresas constructoras muy reducidos y muy dependientes de la productividad».
Así lo explica Jorge Fernández-Portillo, secretario general de la rama de Contratistas de la Federación de Empresarios de la Construcción Andaluces (Fadeco), que lamenta que este tipo de medidas no se tomen en el seno de la negociación colectiva. «Las organizaciones sindicales y empresariales hemos demostrado estar a la altura de las circunstancias. Si la corriente del desarrollo social va por la reducción de jornada, nosotros no miramos para otro lado, pero hay maneras de hacerlo sin generar otras consecuencias negativas», incide este representante de la patronal del sector.
Un contexto ya tensionado
Entre otras cuestiones porque antes de la aprobación de la reducción de jornada el contexto presentaba de por sí «mucha tensión» por la parte de la edificación. «Se pretende levantar mucha vivienda protegida o asequible en la próxima década —que también es obra pública—, impulsando incluso un Perte de la industrialización para hacerlo viable», recuerda Fernández-Portillo. El economista pone también el foco en el gran dinamismo que hay actualmente en la ejecución de proyectos financiados con Fondos Next Generation. «No parece que sea el mejor momento para una medida que va a impactar directamente en la gestión de plantillas. A nivel nacional hemos calculado que serían necesarias 450 horas extra anuales».
Por ello, desde Fadeco esperan que «aún haya partido», que durante el trámite parlamentario que ahora se abre se presenten enmiendas para minimizar el efecto de esta reducción que «tendría mucha incidencia en la viabilidad de los proyectos».
En el caso andaluz podría influir muy negativamente en el desarrollo de trabajos de gran calado como la llegada del AVE a Almería, el corredor Mediterráneo, los Metros de Sevilla y Málaga...
Aunque un ejemplo muy clarificador es el de la ampliación del sevillano puente del Centenario, cuya última actualización de precios elevó la cuantía final a 120 millones. La previsión de gasto inicial —86,3 millones de euros— se vio inflada por la subida del coste del acero y demás materiales que supuso la Guerra de Ucrania. Asimismo ha generado una considerable demora, en tanto que el Puente debía tener su flamante sexto carril —tres por sentido, sin la actual fórmula reversible—hace un año y medio.
Las obras se encuentran al 40 por ciento de su ejecución, de ahí que para cuando estén listas ya habrá entrado en vigor la reducción de jornada, algo que se prevé para el inicio del año 2026. Si bien no hay confirmación oficial, los trabajos están parados. La reducción de jornada puede ser su puntilla definitiva.
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