El PSOE de Andalucía valida las candidaturas que le ha impuesto Pedro Sánchez

En tiempos de incertidumbre, hay que buscar refugio. Es lo que está haciendo Sánchez, para estas elecciones generales del 23 de julio. No tanto para él, que tiene garantizado el uno de la papeleta por Madrid, un puesto que asegura su elección como diputado, como para su equipo de confianza.

Algunos de esos movimientos han molestado en las agrupaciones provinciales de su partido. Es el caso de la designación de Carmen Calvo como número uno del PSOE por Granada. La exministra, natural de Córdoba, no irá por dicha provincia porque en la misma ya concurre el ministro Luis Planas. Eso desplazaba a Calvo a un número dos o incluso tres en el que, tal y como están los sondeos, podía hacer que se quedara fuera del Congreso en la próxima legislatura.

Sin embargo, y pese al resquemor por la imposición, se aprobó por unanimidad la lista granadina que llevará en el segundo puesto a otra persona de la máxima confianza de Sánchez, el alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas. No hay tiempo para críticas ni para revoluciones con el calendario que ha impuesto Sánchez con el adelanto electoral.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, encabeza la lista por Sevilla. Su caso es especial. Porque, señalan fuentes de la dirección del PSOE andaluz, «qué militante va a decir que no a que vaya en el número uno». Además, es el puesto que ha ocupado en los últimos comicios. Pero su designación tiene el interés de que se especula con que ella sea la sustituta de Juan Espadas al frente del PSOE-A.

Esto ocurriría si se produce un mal resultado del PSOE en las generales y el terremoto electoral acaba con el líder de los socialistas andaluces en otras tareas. ¿Cuáles? Se especula con un puesto en el Parlamento Europeo. Pero, en todo caso, Espadas es senador, asiento que tiene garantizado pase lo que pase.

El papel de Espadas y de su equipo es clave en esta configuración de las listas. Tradicionalmente el PSOE andaluz no admitía injerencias de más allá de Despeñaperros para formar sus listas. Eran autónomos y esa autonomía se asentaba en su capacidad para arrasar en votos. Cómo le iban a toser desde Madrid a un PSOE-A que era quien más diputadas aportaba al grupo socialista en el Congreso.

Pero el PSOE andaluz ya no tiene los resultados de antaño. El partido encadena desde hace años resultados electorales a la baja. En las municipales de mayo también 'pincharon'. El PP les arrasó. Y, con esas credenciales, no tienen fuerza para pelear con Sánchez sus listas. No, al menos, los primeros puestos, que son los más codiciados puesto que garantizan más opciones para irse al Congreso.

En Cádiz, Sánchez ha puesto a su ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Candidato paracaidista, ya concurrió por dicha provincia en las últimas elecciones. Su relación con dicha circunscripción es nula, más allá de que sí que es cierto que el Gobierno central ha hecho un gran esfuerzo desplegando la Policía Nacional n el Campo de Gibraltar. Pero también protagonizó la marcha de tanquetas del Ejército por la capital de la provincia por una huelga en el sector del metal, algo que no le grajeó precisamente simpatías en la zona.

En Córdoba, desplazando además a Calvo a Granada, estará Luis Planas. El ministro de Agricultura es, de hecho, cordobés, aunque fuentes del partido señalan que su presencia desplaza a líderes provinciales que sí trabajan desde Córdoba.

En Almería hay otro caso especial. Se trata del madrileño Antonio Hernando. No es ministro, pero sí una persona de la máxima confianza de Pedro Sánchez. De hecho, es el director adjunto de su gabinete en la Moncloa. Otro alto cargo del Gobierno central que, como Grande-Marlaska o Calvo, nada tienen que ver con la provincia donde se presentan de número uno y donde arrinconan a los socialistas locales.

¿Dónde lleva el PSOE andaluz van candidatos locales encabezando las papeletas? En Huelva está de uno Gabriel Cruz; en Málaga, Mari Nieves Ramírez; y en Jaén, Juan Francisco Serrano. Son los que han sobrevivido a las imposiciones de Sánchez que, consciente de los malos pronósticos tras un desastroso 28M quiere que el 23J sirva para que garantizar un puesto a su personal de confianza. Aunque eso sea a costa de imponer sus nombres al PSOE andaluz.