«Nacer andaluz no es cuestión de casualidad, es una suerte»

El artista malagueño Pablo López fue el encargado de poner voz y, sobre todo, sentimiento, al Himno de Andalucía. Lo hizo además como receptor de la Medalla a la Proyección de Andalucía. «Para mí no hay más techo que esto», proclamó en el vídeo proyectado en la gala.

La interpretación de la icónica letra de Blas Infante puso el broche de oro al acto, que duró más de dos horas y media y en el que una veintena de nombres propios fueron reconocidos por su raíz andaluza y, sobre todo, por su dedicación.

Aunque cada galardonado expresó lo que la decisión del Consejo de Gobierno de la Junta les hizo sentir, la idea general bien podría haberla resumido José Mercé. «Nacer andaluz no es cuestión de una casualidad, es una suerte. Y yo esa suerte la he tenido», explicó dichoso a la hora de calificar el nombramiento como «el premio más importante» de su carrera y de brindarlo a la memoria de su hijo Curro, fallecido hace ahora casi 30 años, «pero que sigue con nosotros». Quiso compartir además el galardón con «la gran familia de artistas flamencos, que dan lo mejor de sí mismos por los escenarios del mundo».

En esa línea extensiva se manifestó Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia de la Lengua (RAE). Subrayó que «Andalucía es la comunidad autónoma más extensa y poblada de España y la que mejor representa sus valores». Por ello, las distinciones recibidas por todos son «el mayor y más satisfactorio reconocimiento» para andaluces que «sin pretensiones» ejercieron «con responsabilidad» y «vocación de ser útiles» sus trabajos. Muñoz, que evocó al poeta sevillano Andrés Fernández de Andrada, autor de un único poema cumbre, se mostró «afortunado», por ser Hijo Predilecto de Andalucía, y por haber formado parte «de la generación que tuvo el honor de explicar» las reglas del texto constitucional.

Aunque el público acogió con calidez cada una de las entregas, hubo un par de medallas con historias que tocaron la fibra sensible. La primera del bloque de las Artes fue la otorgada a los Romeros de la Puebla. Sus veteranos miembros, visiblemente emocionados dedicaron el logro a los compañeros que ya no están pero cuyas voces son historia del estilo tan andaluz de las sevillanas. Todo el público en pie, después, cuando la Medalla del Deporte fue recogida por Sarah Almagro, la surfista malagueña que perdió sus manos y pies por una meningitis meningocócica pero que no le impidió, en apenas tres años, llegar a lo más alto del deporte.

Emotivas y ovacionadas fueron también las medallas entregadas a la Plataforma Andaluza del Voluntariado y a la Policía Nacional, que recibió el jefe superior de Andalucía Occidental, Andrés Martín Garrido.

No hay gala del 28F sin anécdotas, y la de 2024 no ha sido una excepción. El propio arranque fue llamativo, con una evocación directa a la fiesta capital que llegará de manera inminente a Andalucía: la Semana Santa.

El ursaonés Manuel Cuevas, conocido por sus saetas de mérito a las devociones hispalenses, despachó un martinete rematado en toná con mensaje dedicado a la tierra andaluza que rompió el hielo del espectáculo y calentó los corazones de los presentes. A las puertas del teatro de la Maestranza, manifestantes de izquierdas clamaban por la soberanía política y el fin de las guerras en una protesta que nunca falta a su cita del 28F.

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Tras Cuevas llegó, con sus nutridas filas, la banda de cornetas y tambores del Rosario de Cádiz. Fueron sus instrumentos los que pusieron sonido a la última promoción turística del Gobierno regional 'Andalusian Crush', e hicieron lo propio llevando 'Eternidad' al patio de butacas del teatro. Eva González, conductora del evento, resaltó la fuerza con la que se había arrancado su quinta gala como presentadora.

Otro de los rasgos más divertidos que podrían definir el evento fue las ganas de pasarlo bien que demostró su público, que no dudó en ponerse en pie y disfrutar del clásico del pop español 'Sabor de Amor', de Danza Invisible, que se hicieron con la segunda de las Medallas de las Artes. El público coreó con igual intensidad el 'Libertad sin ira', de Jarcha, que subieron a las tablas para recoger la Medalla Manuel Clavero Arévalo que se le otorgaba por su papel clave durante la Transición en Andalucía.

Es más, la energía de los asistentes se fusionó con el citado Pablo López cuando, en un alarde de honestidad, abandonó su inseparable piano para interpretar la segunda mitad del himno de Andalucía, del que tomó ciertos extractos José Mercé para ofrecer una soleá de marcado mensaje de la tierra.

En la Categoría de Ciencias Sociales y letras, los dos presidentes impusieron la Medalla a los responsables de la revista cordobesa Ánfora Nova y del Ateneo de Sevilla, mientras que la segunda Medalla del Deporte pendió del cuello de la atleta María Pérez García, campeona de Marcha.

Por su parte, en Investigación, Ciencia y Salud resplandecieron la biotecnóloga Eva María Laín y la Confederación Andaluza del Alzhéimer. En cuanto a Mérito Medioambiental, la Junta destacó a Manuel Titos, del Consejo de Participación de Sierra Nevada. En el mundo de la empresa, el foco se puso en la cooperativa oleícola Dcoop y en José Luis Sánchez Domínguez, presidente honorífico y fundador de Sando.

La segunda Medalla a la Proyección de Andalucía recayó en el jinete Álvaro Domecq Romero, por su inestimable labor en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Finalmente, la Cruz Roja compartió con la Policía Nacional una igualmente merecida Medalla a los Valores Humanos.