ANÁLISIS
Moreno pisa el acelerador camino de las elecciones
NUEVO CURSO POLÍTICO
El presidente apoyará el último año de legislatura en su holgada mayoría absoluta, sin complejos, para solventar y presentar proyectos de cara a unos comicios sin fecha fija
El macroconcierto para reducir listas de espera derivando a la sanidad privada es la muestra del modelo a seguir por el Gobierno regional para este curso
Vía libre al mayor contrato del Servicio Andaluz de Salud contra las listas de espera
Sevilla
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Iniciar sesiónEl curso político andaluz arranca en unos días, en cuanto el calendario quede encabezado por el mes de septiembre, con la vista puesta en una fecha: junio de 2026. Si no hay adelanto, obviamente. De mantenerse el plan, ese será el momento en el ... que los andaluces vuelvan a votar y en el que Juanma Moreno deberá rendir cuentas de sus cuatro años de legislatura. Se entra en apenas una semana, por tanto, en el último tramo del mandato, periodo ya con escaso o nulo margen para proyectos a medio plazo, sino que todo gira en torno a obras inauguradas, planes ejecutados y titulares medibles en la vida cotidiana. El presidente lo sabe y ha empezado a mover ficha para que su balance llegue con la mayor solidez posible a la cita con las urnas.
Una señal clara de que comienza un tiempo diferente, de tensión y fuego real, de temas relevantes en los que hay que afinar, se ha visto esta pasada semana justo en el terreno en el que más se ha criticado al Gobierno regional: la sanidad. Moreno ha lanzado un macroconcierto de 533 millones de euros para derivar pacientes a la privada y reducir listas de espera quirúrgicas, medida que ya ha generado su polémica pero que rompe con los complejos clásicos de la derecha andaluza, siempre temerosa de ser acusada de «privatizar» el sistema. Esta vez, el presidente no ha dado rodeos con la decisión: la ha defendidointernamente como necesaria y ha asumido que la batalla política con el PSOE se librará sobre todo ahí, en el campo sanitario, que es también el principal flanco de desgaste de su equipo. Si las listas de espera son amplias, hay críticas por mala gestión; si las recorta derivando a clínicas concertadas, hay críticas y acusaciones de 'privatización'. Opta por lo segundo. Sin titubeos.
Ese movimiento es algo más que un contrato. Es una declaración de intenciones: la mayoría absoluta se va a usar no sólo como colchón parlamentario, sino como palanca para culminar el mandato con resultados tangibles. Moreno entiende que su relato político no puede sostenerse únicamente en la moderación y el sosiego, por más que esa haya sido su marca. Ahora necesita también exhibir eficacia y determinación, aunque eso implique entrar en terrenos incómodos para los conservadores. La sanidad es el ejemplo evidente, aunque no será el único.
El relato político ya no puede basarse sólo en la moderación. Es la hora de exhibir mayor eficacia y determinación
El último año abre la puerta a aplicar esa misma lógica en otras áreas clave: infraestructuras que llevan tiempo reclamándose, proyectos hídricos para responder a la sequía, impulso a la transición energética y, sobre todo, medidas que permitan aliviar la situación de la dependencia y la educación. Son los grandes capítulos donde se jugará la percepción ciudadana de gestión. Y la lección de la sanidad es nítida: los complejos ya no sirven, lo que se pide es eficacia. Si para lograrlo hay que bajar algo más al barro para enfrentarse al discurso socialista, cada vez más ruidoso y descarnado, Moreno está dispuesto a hacerlo.
La oposición, entretanto, reinicia en horas bajas. El PSOE no ha logrado recomponer un liderazgo sólido en Andalucía ysu responsable, María Jesús Montero, carga con el lastre de ser ministra en un Gobierno central chamuscado. En ese contexto, las críticas socialistas a lo que consideran una 'privatización' de la sanidad pueden movilizar a su electorado más fiel, incluso por la vía de los tribunales, pero difícilmente bastarán para erosionar a un presidente que exhibe cifras de crecimiento y ahora también exhibirá obras y recursos tangibles. La batalla no estará en el relato ideológico, por más que quiera la izquierda, sino en los datos: número de pacientes operados, aulas abiertas, inversiones ejecutadas. Es la fotografía que Moreno quiere.
Deberá equilibrar el líder popular andaluz la necesidad de mostrar resultados con la de no alimentar la crítica de un electoralismo apresurado, aunque es consciente de que en el tramo final lo que se recuerda no son precisamente las promesas, sino el pan y la sal. El presidente y su equipo han estado preparando este curso con la misma discreción calculada que han mostrado en otros momentos clave. Conversa con su guardia, calibra encuestas, mide riesgos y estudia cómo encajar cada iniciativa en un calendario voluble donde todo debe contar. Ya no se trata de sembrar, sino de cosechar. Y en ese balance, cada titular y cada decisión pesarán como rocas en la construcción del relato. Lo que sí tiene claro es que lo hará apartando cualquier complejo, asumiendo costes y apostando por un balance de hechos más que de gestos. Porque sabe que en Andalucía, a la hora de votar, lo peor no sería que le acusaran de hacer demasiado, sino que le recordaran que no hizo lo suficiente. Es la hora de aplicar la mayoría absoluta y acelerar.
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