El Monaguillo le cuenta a Toñi Moreno cómo era en el colegio: «Me ataban con cuerdas a la silla»

A pesar de haber participado en programas de distinta índole y formato, siempre se ha adaptado con su estilo humorístico, y no iba a ser menos en Gente Maravillosa, donde ha dejado momentos que a más de uno le provocará una sonrisa, como es habitual.

Durante la entrevista, ante las preguntas de Toñi, el Monaguillo no paraba de moverse al responder, reír y contar anécdotas, hasta el punto de que el malagueño dijo que tenía calor, «como que aquí hace tanto calor, esto lo tenéis a gratinar».

En este momento, Toñi Moreno apuntó que había movido el sofá en el que se sentaban y aprovechó para preguntarle por su forma de ser: «¿Eras tan nervioso , como ahora, que te tenían que atar?». El cómico respondió con una anécdota que invitó a la reflexión del cambio en la forma de educar a los menores en los colegios.

La historia se remonta a su época escolar, cuando su profesor Don Enrique, «me ataba con una cuerda a la silla». Hoy este hecho no tiene cabida en la enseñanza y, en palabras del humorista, «te sacan en Informe Semanal». El siguiente dato de la historia, también sorprendió a muchos, ya que el profesor fumaba mientras impartía la clase delante de sus alumnos, entre los que estaba El Monaguillo.

Una vez explicado el contexto de la historia, el Monaguillo confirmó que su profesor «cuando yo no paraba de liarla, me cogía con cuerda de esta que pica» y le ataba a la silla durante toda la mañana.

Este dato dejó a la gente sorprendida y alguno de los presentes entre el público no creían que El Monaguillo de pequeño fuese tan nervioso. Ante esta situación, el propio humorista dijo que su abuelo, cuando lo veía nervioso, decía «Dale vino al niño que se pone muy gracioso».

Pero, todo lo que tiene de nervioso lo tiene de persona maravillosa, así fue condecorado al caer en la cámara oculta de Gente Maravillosa; donde se plantea en formato ficcional un tema de interés social con el objetivo de que las personas reaccionen a situaciones injustas.

En este caso, El Monaguillo saltó para ayudar y evitar que dos mujeres muy religiosas fuesen estafadas económicamente por un señor que le prometía un sitio privilegiado en el cielo.

Este es un caso preparado y pensado, pero como se suele decir, muchas veces la realidad supera a la ficción, dándose casos como este supuesto de forma diaria. A pesar de la premisa ficcional, lo que es real es que El Monaguillo es una persona maravillosa.