crimen organizado
De la marihuana al tráfico de armas: el clan que surtía a los narcos en Andalucía
Una familia de Granada cambió el tráfico de marihuana por la provisión de armas a narcos «de Huelva a Almería»
Tenían una galería de tiro subterránea oculta bajo una chabola con un mulo en el polígono industrial de Almanjáyar
Juan José Madueño: «Las armas están cada vez más presentes en las calles»

Las armas de guerra son cada vez más frecuentes en Andalucía. Los tiroteos, con una nueva oleada en la Costa del Sol, ya no se acotan al litoral de Málaga, sino que hay en toda Andalucía. En el litoral, en manos de los narcos, se ... impone la ley del más fuerte y en el 'negocio' el más poderoso tiene más poder de fuego para defenderse o atacar. Un tiroteo en la plaza de Santa Isabel de Jaén descubrió a los últimos grandes armeros de los narcos en Andalucía.
Unas ráfagas de AK-47 contra una vivienda encendió las alarmas. Fueron 30 disparos hacia el domicilio de un traficante. «Un ajuste de cuentas. Estaba la familia dentro. Había dos niños pequeños. La casa quedó como un queso lleno de agujeros», apunta fuentes del grupo de Estupefacientes de Linares de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Jaén.
Conocían de sobra al objetivo e investigaron a conciencia el suceso. Recabaron todas las balas que había incrustadas en las paredes del domicilio y las huellas les llevaron a Granada. Los agentes siguieron el rastro de este arma, hasta dar con un clan gitano que había cambiando el tráfico de marihuana por el de armas. Primero identificaron a todos los componentes. Tras varias acciones operativas se logró ubicar los domicilios de los investigados, así como las guarderías de las armas en un polígono de Granada capital, Loja y una urbanización de chalets de Moraleda de Zafayona.
En ese momento se montaron las vigilancias en los lugares clave, hasta que hallaron un arsenal de armas de guerra y una galería de tiro a cuatro plantas bajo tierra. El único acceso a ésta por una chabola en la que tenían cobijado un mulo. Hay once detenidos. «Tres están fugados. Se han escondido, pero caerán. Ya hay orden de busca y captura contra ellos», explican desde la Policía Nacional.
El clan estaba también siendo investigado por la Guardia Civil, por lo que la operación contra estos traficantes de armas se hizo de forma conjunta entre los dos Cuerpos. Lo que más sorprendió fue la galería de tiro, además de la potencia de las armas que tenía esta organización para venderlas a los narcos. La vigilancia fue larga hasta que los armeros entraron en la chabola. Estaban en medio de un páramo donde no ocurre nada. Y la afluencia levantó sospechas. Ahí se montó el dispositivo para ir contra ellos con los dos cuerpos al unísono para entrar en la galería de tiro clandestina a por ellos.
Ellos mismo habían construido la galería. Los traficantes habían utilizando herramientas básicas con el fin de no alertar de ningún tipo de obra subterránea a los vecinos. Y habían profundizado cuatro plantas para no alertar con los disparos. «En cada acceso a cada planta tenían colchones para no dejar que se escapara el sonido de los disparos», apuntan las fuentes, que explican que al llegar la galería era familiar. Ya la habían visto en vídeos. Al lado, de este campo de prácticas había viviendas, pero no se escuchaba nada de las detonaciones de las potentes armas de guerra que tenía esta organización nazarí.
«La galería tenía una profundidad de seis metros. Estaba bien preparada. Las paredes tenían tierra blanda para evitar el rebote de los proyectiles. De hecho, nos encontramos balas de AK-47 incrustadas en esas paredes. Las vainas se habían retirado, pero la bala estaba todavía allí de alguna prueba», apuntan los investigadores a ABC sobre ésta primera galería de tiro clandestina localizada a una organización criminal en España.
Era el lugar de pruebas. «Creemos que las armas venían de Francia. Tenían contacto con organizaciones de Marsella», añaden los investigadores. La principal hipótesis es que las armas que vendía este clan eran sacadas por alguna organización de Marsella de los remanentes que hay en Ucrania por la guerra.
Esa mafia las traía hasta Francia, donde este clan de Granada compraba para vender en Andalucía. «Pueden que empezaran con la marihuana, hicieran los contactos en Francia y, a través de eso, comenzaran a traer armamento para abrir otro mercado», afirman fuentes de la investigación. De hecho, a esta familia criminal se le han decomisado dos plantaciones 'indoor' de marihuana en los registros por esta operación.
Y así se convirtieron en unos de los principales proveedores de los narcos. «Han vendido armas a organizaciones de toda la costa andaluza, desde Huelva hasta Almería», añaden las fuentes. Antes de venderlas chequeaban que vinieran bien o las acondicionaban. Una vez realizado este proceso todo estaba listo para concretar la venta a otras organizaciones criminales y grupos delictivos.
Eso lo hacían porWhatsApp o Telegram. Algunas veces ofreciendo el propio armamento a sus contactos, como en un vídeo donde uno de estos armeros sale disparando un fusil de asalto. «Ahora voy a probar esta chavales», dice a cámara en el vídeo que está en el sumario antes de apretar el gatillo.

A través de estas aplicaciones encriptadas la organización ofrecía diversas armas de guerra (fusiles de asalto, subfusiles y pistolas automáticas), además de escopetas policiales, municiones, cargadores, chalecos antibalas y otro tipo de material táctico. En el caso del vídeo interceptado por los agentes de la Policía Nacional el traficante lo subió a su perfil de WhatsApp para que los compradores pudieran hacer sus ofertas.
Según los investigadores la galería tenía una «perfecta ubicación», pero las armas no estaban allí. Todo el armamento bien embalado estaba enterrado en unos terrenos cercanos en el polígono industrial Almanjáyar en Granada, donde se tuvo que hacer una labor de rastreo con detectores de metales para sacar todo el arsenal que el clan tenía allí bajo tierra.
Los investigadores llegaron intervenir tres fusiles de asalto, un subfusil, seis armas cortas, una escopeta semiautomática, un chaleco antibalas, un kit de conversión pistola a subfusil, dos pistolas simuladas, un cañón de pistola, una granada simulada, una carabina de aire comprimido, diversos cargadores de fusiles de asalto, subfusil y pistola de alta capacidad, así como abundante cartuchería metálica y no metálica.
«Podían hacer que una pistola Glock fuera automática o convertirla en un subfusil. En los registros han sido catalogados más de 10.000cartuchos de diferentes calibres. Sabemos que han llegado a tener granadas de mano, no simuladas, sino de verdad, pero no conseguimos intervenir ninguna», añaden las fuentes.

Entre las armas decomisadas está el AK-47 con el que se realizó el asalto a la vivienda de Jaén. «Lo vendieron defectuoso y se lo devolvieron para que lo arreglaran. Los hemos incautado también», explican los investigadores a ABC.
Una vez se hacía el primer contacto con el potencial cliente por mensajes, los investigados se cercioraban del interés sobre sus productos. En ese momento, es cuando grababan vídeos probando las armas para demostrar su buen funcionamiento. Había a quién eso no le bastaba, por lo que en alguna ocasión, citaban a los posibles compradores para que ellos comprobaran personalmente en esa galería de tiro clandestina que el armamento era real y que funcionaba correctamente.
Entonces, es cuando se llevaba a cabo la transacción. Los narcos pagaban cuantiosas sumas de dinero por la adquisición de las armas, ya que estaban limpias. En concreto, según la información recabada por el grupo de estupefacientes de Linares, una pistola Glock, que es una de las más usadas para los ajustes de cuentas, como los de esta semana en la Costa del Sol, estaba entre los 6.000 y los 7.000 euros y un fusil de asalto para proteger alijos no superaba los 11.000 euros.
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