De la torre del Puerto a los rascacielos de Martiricos: la construcción en altura divide a Málaga

En la calle hay opiniones para todos los gustos. Los hay que defienden las torres y las consideran un símbolo de modernidad, a los que ni les va ni les viene y los que, por el contrario, las ven como un «atentado» contra el paisaje de Málaga. Un debate que sobrevuela tanto a proyectos aún en el aire -el del hotel-torre en el Puerto- como a los que ya se alzan en el perfil de la ciudad.

«No sé en que estarían pensando para poner ahí esos mamotretos», señala a ABC Luis Marín. Este vecino del barrio de la Trinidad no puede evitar desviar su mirada hacia los rascacielos de Martiricos cuando cruza a diario el puente de Armiñán. La pasarela sobre el río Guadalmedina es uno de los enclaves desde los que mejor se observa la magnitud del proyecto promovido por AQ Acentor, con dos torres de 30 plantas que albergarán viviendas y hoteles.

Marín, que se reconoce a sí mismo como un nostálgico, cuestiona la apuesta por estas modernas construcciones a solo unos metros de un barrio, el suyo, en el que los tradicionales corralones parecen condenados a desaparecer. «Ya se han cometido muchos errores y parece que no aprendemos», sostiene este vecino al recordar la pantalla visual que supuso la construcción del hotel Málaga Palacio junto a la Catedral o, más recientemente, el derribo del histórico edificio de La Mundial para remplazarlo por el hotel de Moneo.

Entre tanto, las grúas, cuyas luces rojas sobresalen a más de 100 metros de altura al caer la noche, y los operarios continúan trabajando en los terrenos de Martiricos. La firma promotora habrá invertido al término más de 175 millones de euros en este proyecto que se espera esté concluido en el último trimestre de 2024.

Las críticas radican no tanto en el modelo de edificio en altura como en su ubicación, al estar emplazados en una zona de la ciudad ya consolidada y altamente poblada, lo que a ojos de diversos colectivos vecinales generará un problema de aglomeración y déficit de equipamientos.

Pero no solo en el entorno del centro se ha roto el 'skyline' de la ciudad, también ocurre ya en la fachada del litoral oeste, concretamente en el sector de Torre del Río, donde Metrovacesa y Sierra Blanca promueven tres torres de 20 plantas junto a los terrenos de La Térmica.

Hay quienes ven en el modelo la única opción para que Málaga pueda asumir el éxito de la provincia ya no solo como destino turístico, también residencial, aun cuando los precios de este nuevo tipo de promociones dejan precios desorbitados. De entre 600.000 euros y más de 3 millones, en el caso de las torres de Metrovacesa, una horquilla de entre 150.000 -para las plantas más bajas- y 1,5 millones en la torre sur de Martiricos.

La población en la provincia no para de subir y ha acaparado el mayor incremento de habitantes censados del país en el último año, procedentes tanto del extranjero como de otros puntos de España. «No podemos suponer que el éxito no implica ciertos sacrificios», sostiene Francisco Medina mientras pasea a su perra por la avenida Juan XXIII. A sus espaldas, sobresale la silueta de la torre de 23 plantas que la misma promotora, AQ, construye en el barrio de la Princesa.

«Creo que a todos nos impacta porque no estamos acostumbrados, pero al final a todo se hace uno», apunta este vecino, que, sin embargo, cambia de postura al abordar otra de las batallas que se libran en la zona: la del futuro de los terrenos de los antiguos depósitos de Repsol.

Sus más de 170.000 metros cuadrados de superficie han sido sacados a subasta por el Ayuntamiento para la construcción de cuatro nuevas torres de hasta 30 pisos para uso residencial y de oficinas, un gran centro comercial y un aparcamiento. «Creo que no es lo que necesitamos en el barrio», subraya Medina, que preferiría pasear a Lola, su yorkshire, por un gran parque y no entre bloques y asfalto.

De hecho, el plan para estos terrenos baldíos en el distrito de Carretera de Cádiz se ha encontrado de frente con la plataforma Bosque Urbano Málaga, que el pasado octubre fue condenada a pagar las costas judiciales tras intentar paralizar la subasta. El propósito de este colectivo en convertir la zona en un pulmón verde del que ahora carece el barrio.

Si finalmente los vecinos acabarán disfrutando de una zona de esparcimiento o alzando la mirada hacia las torres aún es una incógnita. Como lo es el proyecto del hotel rascacielos en el dique de Levante del Puerto, que mantiene envueltos en la polémica al Ayuntamiento, la Autoridad Portuaria y al propio Gobierno central.

Las críticas por su impacto sobre La Farola -el faro de Puerto- o el paisaje del litoral y los cambios de postura en torno al futuro edificio -promovido por el fondo catarí Al Alfia Holding- no cesan. Si bien, el ruido -a menudo circunscrito a las redes sociales- contrasta con la reciente encuesta anual del Centro de Investigación Social Aplicada (Cisa) de la Universidad de Málaga, en la que se recoge que más de la mitad de los malagueños -el 52,1 por ciento- consideran que el hotel tendría un impacto «positivo» para la ciudad.