Marbella se conjura para salvar las crías de una tortuga boba

La tortuga boba es una especie en peligro de extinción, a pesar de ser el Mediterráneo uno de sus principales hábitats y ser un animal que vive en todos los mares cálidos del planeta. Suele medir hasta 1,2 metros y llegar a pesar 120 kilogramos. El Mar de Alborán y el Adriático son sus lugares favoritos para desovar en esta parte del mundo, aunque esta ocasión han elegido una playa de la Costa del Sol. «Los biólogos nos han explicado que estas tortugas van a poner sus huevos a la misma playa en la que nacieron », afirma Maite Caño, que se ha empapado de todo lo que hay que saber sobre esta especie y que espera con deseo el día que puedan ver a los pequeños salir del cascarón.

El pasado 6 de agosto fue cuando la madre depositó los huevos en la playa de Los Boliches de Fuengirola. « Alguien tuvo que ver a la tortuga poner huevos y avisó . De no ser así, a la mañana siguiente, el mismo tractor que arregla las playas habría acabado con el nido. Fue un golpe de suerte», señala uno de los técnicos de la Junta de Andalucía que revisa el muro de contención para las mareas . Ha sido levantado por operarios del Ayuntamiento de Marbella para protegerlos de posibles temporales, después de que el nido se trasladara a una playa «segura» en esta localidad.

De acuerdo con el protocolo de actuación establecido por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y, con el fin de asegurar la eclosión de la nidada, fue llevado por personal especializado a la playa de Calahonda de Marbella, donde se procedió a un vallado perimetral del nido. Antes de volver a enterrar los huevos en un lugar con las mismas de condiciones de humedad y calidez de la tierra que las elegidas por la madre en la playa , se detrajeron una docena de huevos para su estudio en el zoológico Bioparc de Fuengirola. El resto de unidades, alrededor de medio centenar, se llevaron a Marbella para seguir con su incubación.

Se espera a la próxima luna nueva para ver si las pequeñas tortugas comienzan a salir de su nido. Los cálculos hechos estiman que las crías nacerán sobre el próximo 4 de octubre , aunque el dispositivo está preparado para establecer un nuevo calendario entre el 5 y el 15 de octubre, si se retrasara el nacimiento. Lo que no se verá es la carrera de las pequeñas hacia el agua, puesto que las tortugas no crecerán salvajes, si no en cautividad. «Nos han explicado que sólo una de cada mil llega edad adulta y que, por esta razón, se las van a llevar para criarlas y luego soltarlas cuando tengan más posibilidades de sobrevivir», explica la voluntaria.

De ahí que el lugar donde están enterrados los huevos tenga un doble perímetro de seguridad. Primero para no haya que lamentar un accidente que acabe con los huevos y luego para que las crías no se escapen. Además, los voluntarios tienen el cometido, durante las vigilancias de 24 horas, de espantar a los depredadores de los huevos o de las pequeñas tortugas cuando rompan el cascaron, como son las gaviotas. Al mismo tiempo que tienen instrucciones para proceder en el caso de eclosión. «Si salen debemos llamar a la asociación y no usar luces, ni flashes, sólo una linterna roja para no estresar a las tortugas», advierte Caño.