Málaga, un imán para vivir gracias al teletrabajo y el «boom» de las tecnológicas

Hasta 20.652 personas optaron por hacer las maletas y mudarse a la provincia en 2021. Es el dato que recoge la última actualización del Padrón publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) , que atribuye a Málaga el 41% de los 50.490 habitantes que ha sumado España en el último año. Ya son 1.716.303 los vecinos inscritos en los 103 municipios de la provincia, aunque la mayoría de quienes llegan optan por la capital y su área metropolitana.

«La flexibilidad en el trabajo fue determinante cuando decidimos venirnos», explica a ABC Laura Ruiz , de 27 años. Después de pasar casi cinco años en Barcelona regresó junto a Jorge, su pareja, para asentarse en Málaga y empezar a sacar adelante sus proyectos personales y profesionales. Actualmente trabaja como community manager para una reconocida agencia de comunicación madrileña, y lo hace desde su casa en el castizo barrio de la Victoria, con vistas al Santuario de la patrona de Málaga y a un paso del centro histórico.

«El teletrabajo también tiene sus cosas malas, pero te ofrece una comodidad que no cambiaría por nada. Cuando cierro el ordenador puedo estar en diez minutos en la calle Larios o en cinco en el monte Gibralfaro para pasear a Joker -su perro-», apunta, «eso en Barcelona era imposible».

Los largos desplazamientos hasta el lugar de trabajo que implica vivir en grandes urbes es otro de los aspectos que más hastían a quienes optan por hacer borrón y cuenta nueva. «Mi marido perdía más de dos horas todos los días en ir y volver cuando trabajaba presencialmente», señala Teresa Ruiz. Esta madrileña de 45 años se mudó en pandemia a Málaga junto a sus dos hijos y su marido. Ambos teletrabajan desde su casa en la Cala de Mijas para empresas del sector informático con sede en la capital.

Su pareja, portugués de nacimiento, ya contaba con varios familiares en la provincia y antes de acabar en Málaga también probaron suerte en Inglaterra, donde Teresa trabajaba para una cadena de hoteles. El sector turístico fue uno de los más afectados por la pandemia, lo que la movió a jugarse todas sus cartas por la que siempre había sido su profesión soñada: la informática y la programación. «Mi marido ya se dedicaba a ello y veía que por horarios era la mejor opción para poder pasar más tiempo en familia », sostiene.

Perfiles digitales como el suyo ocupan un lugar prioritario en las estrategias de captación de talento puestas en marcha por la Junta y ayuntamientos de toda Andalucía. A las bondades naturales que hacen atractiva a Málaga, se une una fuerte apuesta municipal por promocionar la ciudad entre nacionales y extranjeros en edad de trabajar. Con la iniciativa 'MálagaWorkBay' tratan de seducirles para crecer profesionalmente en la capital y, a tenor de los datos, el interés es meridiano. Ya han atendido más de medio millón de consultas y registrado cerca de 18.000 visitas a la plataforma. En su mayoría de españoles (12.261), pero también de trabajadores de Alemania, Estados Unidos, Argentina, Países Bajos, Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica y Suiza.

Gracias a la campaña ha sido posible crear una comunidad de 134 personas -BayWorkers- que residen en Málaga y trabajan de forma telemática, para tenerlos identificados y consolidar la imagen de la ciudad como paraíso del teletrabajo. Si bien, este no es el único factor crucial para optar por la provincia. También hay extranjeros como Luisana Mora que han visto su oportunidad para encontrar empleo en servicios que, por fuerza, son presenciales . Esta joven venezolana, que habla cuatro idiomas, empezó a trabajar recientemente como ortodoncista en una clínica dental del barrio del Soho.

Luisana cambió Venezuela hace más de una década por Nueva York y Miami. Después pasó por Londres, pero el «choque cultural» hizo que acabara estableciéndose en Toulouse (Francia). «Llegué allí en 2016 y fue a raíz de la pandemia cuando empecé a buscar otras opciones» sostiene. Reside desde hace nueve meses en Málaga, una ciudad «cómoda» que le ha permitido volver a sentir la acogida y el calor que desprenden los latinos. Cuenta que sus vecinos le han «decorado los balcones» con las tradicionales colgaduras para las procesiones de Semana Santa y hasta le ofrecen comida como a un miembro más de la familia.