Las lluvias torrenciales en Málaga «podrían volver a repetirse pero no con la misma virulencia»

Proteger el suelo, reforestar o una buena ordenación del territorio son otras medidas que pueden paliar las graves consecuencias que están dejando las lluvias torrenciales. Bien es cierto que todo esto ante precipitaciones del tal potencia «habría tenido igualmente un efecto catastrófico, aunque los hubiese aminorado» .

Ruiz Sinoga ha sostenido que este fenómeno responde a distintas causas, pero «la temperatura del Mediterráneo juega un papel clave» . Por estas fechas «el mar se recalienta e incrementa su temperatura, por lo que hay riesgo de que se desprendan células frías. Lo que se llama gota fría o DANA». A partir de ahí, según el catedrático, las consecuencias dependen de la zona que tiene el centro de acción.

En el caso de Málaga, «la orografía es muy importante . Podemos hablar de laboratorio, porque se ha dado en dos sitios. Uno llano y en una zona de montaña». Las consecuencias en ambos ambientes han sido muy parecidas y se han producido en las zonas más naturales de la provincia. Ante esta situación, Ruiz Sinoga ha subrayado que es «básicamente imposible» que los efectos sean los que han sido.

DANA es una depresión aislada en niveles altos de la atmósfera. Un fenómeno habitual en la zona mediterránea. Durante la época estival el Mediterráneo, que es un mar casi cerrado, sufre una evaporación «muy fuerte y si se le une que se recuelgue una célula fría de las capas altas de la atmósfera, se produce esto».

Una vez que se da, la «atmósfera se ha modificado porque se ha mezclado aire frío con aire cálido, por lo que la temperatura se ha atenuado» . Es por ello que podría volver a repetirse pero no con tanta intensidad. Este fenómeno también cambia el patrón térmico y, por ello, la temperatura «disminuye un par de grados».

Cuando el invierno pasa y llega la primavera, ese vapor de agua no existe, porque no se da ese patrón de temperaturas altas que provocan la evaporación del mar. Además, en mayo la atmósfera «está más limpia». Por eso se dice que «la temperatura del Mediterráneo juega un papel clave».

«Hace 15 años hubiésemos hablado de la lucha contra el cambio climático. Ahora hay que hablar de adaptación». Las sucesiones de sequías e inundaciones que se están dado son síndromes del cambio climático . «Tenemos que asumir que somos vulnerables y que hay territorios que especialmente lo son también». Para paliar las consecuencias devastadoras de estos fenómenos se deben desarrollar «políticas de adaptación a esta nueva situación» .