Esplendor Mariano en Málaga para celebrar a la Victoria

La misma que la jornada anterior desbordó las previsiones en su besamanos en la Catedral de la Encarnación. Todos querían estar con la «Regina Mater» malagueña. La que protege bajo su manto desde hace 150 años , a la que el pueblo coronó hace 75 años –hará en el próximo febrero–. Ambos eventos celebrados con esta procesión en honor a una Virgen que llegó a Málaga con los Reyes Católicos en el siglo XV .

La Virgen de la Victoria abrió un Magna Mariana desde la Catedral, donde acabó su recorrido para asomarse al atrio del Templo Mayor, cuando agonizaba la tarde, para recibir los honores del resto de la realeza mariana de la capital. La primera en pasar fue la Soledad de Mena , la última en ser coronada, pero que abrió el particular ritual que llevarían las otras nueve Señoras al llegar a la Plaza del Obispo, donde aguardaba la Patrona de la Diócesis y de la ciudad.

A la llegada a las puertas del Catedral se anunciaba el cortejo. Se leía un pasaje de la Biblia vinculado a cada advocación mariana que participó, para que después sonara una pieza clásica en honor de cada una. Seguían las peticiones e invocaciones y volvía a sonar la música, mientras se colocaba el trono en el centro de la plaza para orarle de forma colectiva . Tras la plegaria, la banda de música, que acompañaba a la virgen por su recorrido, anunciaba la salida de la plaza para dar entrada a la siguiente. Todas acompañadas por 50 parejas de hermanos, dos ciriales y un mar de devoción.

A la Soledad de Mena le siguió Dolores del Puente , Virgen del Carmen , la novia de Málaga, la Virgen del Rocío , María Auxiliadora , la primera coronada de la capital en 1907, la Amargura de Zamarrilla y la Virgen de la Trinidad , que se recogieron ambas por calle Trinidad, acabando en el corazón de su barrio de extramuros. La «Reina» de Málaga, Virgen de la Esperanza , y Dolores de Expiración , que cerró el cortejo. Especial fue el rezo de la Tribuna de los Pobres en el camino de algunas imágenes hasta la Plaza del Obispo.

Con el paso de la última coronada por delante de la Patrona el obispo, Jesús Catalá, bendijo a los presentes desde el Altar efímero del atrio y la Virgen de la Victoria se recogió en «La Manquita». Los encierros de las otras nueve imágenes se alargaron durante una extraordinaria madrugada cofrade .