El árbitro Paradas Romero, de la dimisión por no expulsar a Mourinho a ser juzgado por acoso telefónico

El árbitro hizo temblar la Liga cuando en una entrevista en el Diario As señaló a Manuel Díaz Vega de haberle presionado por no expulsar a Mourinho, entonces entrenador del Real Madrid, en un partido entre el club blanco y el Rayo Vallecano. Paradas Romero explicó entonces que Díaz Vega lo llamó tras el encuentro y le dijo que que no había tenido agallas ni valor de echar a Mourinho.

En aquella entrevista, recordó que quedó en la habitación 227 del hotel Meliá Barajas para arreglar el asunto, pero no fue posible. Así, denunció que por eso dejó de pitar . Lo hizo tras acusar al presidente del Comité Técnico de Árbitros llevó a cabo estas actuaciones para salvar a «su amigo» Muñiz Fernández.

Después de este episodio se enroló en la filas de Ciudadanos, donde se convirtió en una de las voces importantes del partido en Málaga capital, hasta el punto de ocupar cargos en la administración. En la actualidad es gerente de la empresa municipal 'Málaga, Deportes y Eventos' , adjunta a la Concejalía de Deportes.

Precisamente en esas relaciones es donde ha tenido el último lío, en el que ha acabado en el banquillo de los acusados. En septiembre de 2020 el colegiado fue llamado para declarar ante la Policía Nacional en la Comisaría de Málaga tras la denuncia de un compañero de partido, el ahora concejal no adscrito, Juan Cassá.

Según ese relato de los hechos, Paradas Romero habría llamado por teléfono de forma reiterada a Cassá , que fuera candidato de su partido a las elecciones municipales. Según la denuncia de Cassá, fueron 41 llamadas las que recibió el edil no adscrito en la misma fecha en la que se consumó su paso al grupo mixto y también cuando le quemaron su caravana. Llamadas que desgranó en un denuncia tres meses después de que se produjeran.

A esta denuncia se sumaron otras dos de sendos asesores de Cassá. Por un lado, Íñigo Vallejo por recibir 87 llamadas y por el otro lado, Beatriz González, que contabilizó 42 . Esas dos denuncias llegaron ocho meses después de haber producido el presunto acoso telefónico.

Hechos que el fiscal señala que no son constitutivos de un delito leve de coacciones. Señala que n o queda acreditado que el número de llamadas haya supuesto una alteración grave en la vida de los denunciantes.

La Fiscalía de Málaga pide por esto la libre absolución del árbitro, tras reseñar ante el tribunal que todo podría ser parte de un hackeo que sufrió en su cuenta de Facebook , en la que el ex árbitro de Primera División tenía más de 5.000 amigos. Según declaró, el 11 de marzo de 2020 se percató de que no podía acceder a la cuenta y alegó que podría derivarse de ahí.