Retiradas dos cartas de los zares de una subasta en Estepona tras una denuncia a Interpol

La Policía Nacional está trabajando ahora en localizar a propietarios de estos documentos, entre otras cosas para saber si esos documentos son originales o no. «No hemos visto los documentos, solo referencias y fotos en internet. Lo primero es saber si son realmente las cartas originales», explican a ABC fuentes policiales.

La primera carta era el lote 1.425 de la subasta es la Pedro el Grande. Está fechada entre 1672 y 1721. En ella, el emperador ordena el arresto de dos líderes ucranianos por traición. «Después de haber oído hablar del caso a Rumiantsev, llame al coronel Apostol y también a Miloradovich, entrégueles la carta y envíelos con ella a San Petersburgo para no dejarlos escapar», remarca el monarca en esta misiva escrita en cirílico, que tiene un precio estimado de salida de entre 80.000 y 100.000 euros.

La carta va dirigida al Conde Andrei Ivanovich Ushakov (1672-1747), general y político ruso, compañero de Pedro el Grande, quien sirvió como general jefe y jefe de la Cancillería Secreta del Imperio Ruso desde 1736. El emperador le da instrucciones tras los informe del Conde Alexander Ivanovich Rumyantsev (1677-1749), noble ruso que sirvió como asistente de Pedro el Grande, actuando como su jefe de espías.

Se encarga la detención de Danylo Pavlovych Apostol (1654-1734), que era coronel del Regimiento Myrhorod, que participó en las campañas rusas contra el Imperio Otomano. Por otro lado, se pide el arresto de Mykhailo Miloradovich, que era coronel del regimiento Hadiach desde 1715 hasta su muerte. Los dos habían firmado la Petición Kolomak. Los dos fueron encarcelados por orden de Pedro el Grande a principios de 1724, pero tras la muerte del emperador en 1725 los militares fueron rápidamente liberados.

Esta es una de las cartas cuyo robo se ha denunciado por parte de las autoridades rusas y que la Embajada de Rusia a comunicado por carta a ABC. La otra es un documento firmado por Catalina la Grande, emperatriz desde 1762 a 1796. Está firmado sólo tres meses después de haber sido coronada. El documento manuscrito es una liberación de tres mil rublos entregada al administrador de Tsarkoe Selo (Pueblo Real), Udalov, para la excavación de estanques.

En ella, la zarina afirma que si dichos ingresos no fueran suficientes, entonces deberán tomarse de los fondos de la Cancillería del Tribunal Principal, para lo cual podrá emitir un recibo que se entregará a la propia Cancillería. En esta carta, que tiene un precio de entre 3.000 y 4.000 euros. Los estanques en la finca de Tsarkoe Selo, no están lejos del centro de San Petersburgo, que Pedro el Grande ofreció a su esposa Catalina I, quien más tarde se los regalaría a su hija, la emperatriz Isabel. Ésta murió sólo dos meses después de la firma de la presente carta.

La casa que iba a subastarlas, International Autograph Auctions Europe, confirma que los lotes no saldrán a las venta por este motivo. «Somos meros intermediarios. Hemos informado de lo ocurrido a los propietarios y estamos a disposición de la Policía para lo que hiciera falta», explica Francisco Piñero, consejero delegado de la compañía, que afirma que no es la primera vez que ocurre algo así y que procederán de acuerdo a lo que marca la ley. «Cuando nos los solicite el juez daremos todos los datos sobre el propietario», añade Piñero.

Según las casa de subastas, las cartas estuvieron expuestas durante años en París, sobre todo la de Pedro el Grande, hasta que fueron compradas. Piñero pudo verlas en una feria en Nueva York. «Estaban allí expuestas por su propietario, que tiene sus facturas de la compra lícita y todo. Las vimos y a los meses nos llamaron para que las pudiéramos subastar», asegura el empresario, quien explica que aconsejó al dueño del documento de Pedro el Grande bajar el precio, ya que le paría un poco elevado. No aceptó la rebaja y se puso a subasta por lo que estimó el propietario.

Pasados los días hubo una oferta por los documentos. «Un millonario ruso vinculado a Gazprom se interesó. Hemos intercambiado correos, hasta que ha dejado de contestar. Al día siguiente de no contestar hemos recibido la llamada de la Embajada de Rusia diciendo que eran robadas», apunta Piñero, que cree que Rusia tendrá que pleitear con el propietario para ver quién es el dueño legítimo y quién se queda el documento. «Nosotros no los tenemos. Las cartas las tienen sus dueños. Solo tenemos las referencias», afirma Piñero, al que la Embajada de Rusia acusó en un carta de intentar vender estas piezas históricas de la Rusia zarista a sabiendas de que había una denuncia por robo sobre ellas.