De triunfar en televisión a vivir en un parque, así es la vida de Mónica Cervera: «He elegido vivir así»

Mónica Cervera nació en 1975 en Marbella y desde joven sintió una gran pasión por la interpretación. Su debut llegó con el cortometraje Hongos, dirigido por Ramón Salazar. A partir de ese momento, su carrera despegó con participaciones en producciones de cine y televisión. Su gran momento llegó en 2004 con Crimen Ferpecto, una comedia negra dirigida por Álex de la Iglesia y coprotagonizada con Willy Toledo. Su actuación como Lourdes le valió una nominación al Goya a Mejor Actriz Revelación.

A lo largo de su carrera, trabajó en películas como Octavia, Piedras, Entre vivir y soñar y 20 centímetros. En televisión, participó en series populares como Manos a la obra, Con dos tacones y La que se avecina. Su última aparición en escena fue en La mujer que llegaba a las seis, una obra de microteatro basada en un cuento de Gabriel García Márquez. Pese a su talento y reconocimiento, su vida tomó un rumbo inesperado.

A pesar de su éxito en la pequeña y en la gran pantalla, Mónica Cervera desapareció del ojo público en la última década. En una reciente entrevista en la revista Semana, confesó que ha elegido vivir en la calle por decisión propia. «He elegido vivir así», expresó la actriz, quien rechazó la ayuda de sus familiares con una declaración muy tajante: «Me tienen que respetar. Quiero que me dejen en paz».

En esta misma entrevista, Cervera aseguró que no quiere volver al mundo del cine ni la televisión. «No quiero que me nombren la palabra televisión ni cine. Estuve ahí en su día, pero no quiero volver nunca», declaró a la revista Semana.

Su situación actual ha generado un gran impacto. A sus 48 años, vive en un parque de Marbella, durmiendo al raso y sin ingresos estables. Aunque en ocasiones ha solicitado asistencia en distintas instituciones, no ha conseguido estabilidad. Pese a su situación, insiste en que quiere vivir así y que su decisión debe ser respetada.

El caso de Mónica Cervera es un reflejo de la inestabilidad que pueden sufrir los artistas. No es la primera vez que una figura del cine o la televisión acaba en una situación precaria tras haber conocido la fama. Uno de los casos más recordados es el de Nadiuska, un icono del cine español en los años 70 que terminó ingresando en un centro psiquiátrico para, posteriormente, vivir en las calles de Madrid.

Otro ejemplo reciente es el de Carlos Olalla, actor que participó en el anuncio de la Lotería de Navidad y en numerosas películas y series españolas y que se vio obligado a pedir limosna en el metro de Madrid durante un tiempo. El mundo del deporte tampoco es ajeno a estas situaciones. Ejemplo de ello es el caso de Jacob Mellis, un exfutbolista que pasó de jugar en el Chelsea de Carlo Ancelotti y ganar unas 8.000 libras a la semana a quedarse sin hogar tras una grave lesión.

La historia de Mónica Cervera pone de manifiesto la volatilidad de la fama y la dureza de la vida fuera de los focos. Su caso, como el de tantos otros, no es más que una invitación a la reflexión sobre la fragilidad del éxito y la necesidad de apoyo para aquellos que, tras brillar en la pantalla, enfrentan una realidad muy distinta.