De peatonalizar el centro a luchar por una Expo: Francisco de la Torre, el artífice de la gran transformación de Málaga
El despegue turístico, cultural y tecnológico han llegado bajo su mandato, que ahora espera revalidar por otros cuatro años
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, repetirá como candidato en las municipales de mayo a los 80 años
Pablo Marinetto
Málaga
El jueves 4 de mayo de 2000 puede fijarse en el calendario como una fecha clave para la historia de la ciudad de Málaga. Aunque por aquel entonces, nadie podía presuponer la magnitud de lo que estaba por venir. Fue el día en el ... que Francisco de la Torre (Málaga, 1942) se convirtió en el tercer alcalde de la democracia en la capital de la Costa del Sol. Hoy, tras 22 años de mandato ininterrumpido y a punto de cumplir 80 años, ha decidido volver a presentarse en las próximas elecciones municipales de mayo. Lo hace por su «absorbente vocación» de servicio público. Pero también para ver hacerse realidad con el bastón de mando en su mano varios proyectos aún pendientes para la ciudad y que llevan su firma.
La marcha a Madrid de Celia Villalobos para asumir la cartera de Sanidad en el Gobierno de Aznar abrió las puertas del Ayuntamiento a este ingeniero agrónomo que ha acabado convirtiéndose en el regidor que más tiempo ha ocupado el cargo. En sus cinco mandatos -tres con mayoría absoluta y dos con el apoyo de Ciudadanos- De la Torre ha dibujado una hoja de servicios con más luces que sombras en su gestión y ha liderado desde su sillón en la Casona del Parque -sede del Consistorio- la gran transformación que Málaga ha experimentado en las últimas dos décadas y que reconocen en el resto de España y parte del extranjero.
Aún está por ver cuál será el resultado de las elecciones y cómo se desarrollaría la que podría ser su sexta etapa como alcalde si los malagueños vuelven a depositarle su confianza. Un reto que espera lograr y poder culminar con 84 años porque asegura que los mandatos están para cumplirlos, «aunque luego, Dios dirá». Lo que es un hecho, es que su nombre está ya unido a la imagen que Málaga proyecta al mundo, construida gracias a la metamorfosis turística, cultural y tecnológica que ha llegado con él al frente del Ayuntamiento.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, repetirá como candidato en las municipales de mayo a los 80 años
Pablo MarinettoEl regidor, al frente del Ayuntamiento desde el año 2000, aspirará a revalidar el cargo con el respaldo del PP, pero contra los deseos de su familia
Llegó a la Alcaldía con la reticencia de ciertos sectores del PP que le veían como un tecnócrata recién llegado al partido -entró como independiente en 1995 y se afilió poco después-, pero su imagen personal también se ha ido moldeando al compás de la transformación de Málaga hasta llegar a ser el regidor carismático, omnipresente y de a pie que es hoy. Quizá el motivo por el que todos le llaman Paco y muy pocos don Francisco.
La semilla de ese cambio radical que convierte a Málaga en esa ciudad que seduce a los turistas se sembró en 2002, año en que se inauguró la peatonalización de la calle Larios y la Plaza de la Constitución, culminando un proyecto que emprendió Villalobos y que después se extendería a la práctica totalidad del centro histórico. A pesar de las discrepancias iniciales de los negocios por eliminar el tráfico, hoy nadie concebiría de otra forma la principal arteria comercial de la capital. La almendra del centro dejó de ser un lugar inhóspito durante la noche, que solo se salvaba en momentos puntuales como Semana Santa, Navidad o la Feria, para convertirse en el gran salón y punto de encuentro de los malagueños.
Con el paso de los años llegaría también la remodelación del Paseo del Parque, de la plaza de la Merced o del museo al aire libre que es la calle Alcazabilla. También el Soho y más recientemente la nueva Alameda Principal, con la que se empezaron a cerrar las cicatrices urbanas provocadas por las obras del metro, las cuales han traído a De la Torre grandes quebraderos de cabeza y provocado varios de sus encontronazos con la Junta durante los gobiernos socialistas.
Después
Antes
Fue un logro de estos últimos salir victoriosos en las negociaciones para llevar Málaga el Museo Picasso, piedra angular del modelo cultural que el alcalde ha sabido completar haciendo que la capital se conozca con el sobrenombre de «ciudad de los museos» a nivel internacional. Consiguió hacerse con el Museo Carmen Thyssen -inaugurado en 2011- tras convencer a la baronesa. Después llegaría el Centre Pompidou para instalar en el cubo de colores del renovado Muelle 1 su primera sede fuera de Francia y la Colección del Museo Ruso a Tabacalera -hoy ocupada con fondos de la Fundación Casa Natal de Picasso tras romperse los lazos con la pinacoteca de San Petersburgo a consecuencia de la guerra en Ucrania, que puso contra las cuerdas al alcalde.
Son las joyas de la corona de una colección que completan otros museos no tan sonados, pero igualmente relevantes en la consolidación de la ciudad como destino cultural de referencia. Es el caso del Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana, el Revello de Toro o el del Patrimonio Municipal (Mupam).
A pesar de las muchas satisfacciones que este despegue cultural le ha regalado a De la Torre, fue precisamente una malograda institución cultural la que arrugó también una de las páginas de su currículum: el Museo de las Gemas, un fiasco que abrió durante dos horas y costó más de siete millones de euros a las arcas municipales.
En 22 años al frente de la Alcaldía se ha enfrentado a otros escollos, como las huelgas de limpieza a las que ahora se ha dado solución con la municipalización de los servicios, las críticas por su apoyo a proyectos como el futuro hotel rascacielos del Puerto, por la falta de definición en otros como la manzana del Astoria o la gentrificación y problemas de convivencia que se sufre en el centro histórico a raíz del auge de las viviendas turísticas.
Es la mochila que lleva acuestas el regidor, al que aún le quedan ganas de seguir «trabajando en los proyectos, en los temas, en el avance, y en el progreso de Málaga», tal y como ha asegurado este martes al anunciar su decisión de volver a presentarse a las elecciones. Culminar varias apuestas personales en las que ha ido trabajando durante los últimos años es uno de los principales motivos para haber sucumbido a los cantos de sirena del partido contra los deseos de su familia.
El mayor de todos, como el mismo ha reconocido, es conseguir que la capital se haga con la sede de la Expo 2027. La propuesta para llevar hasta Málaga un evento de semejante repercusión a nivel internacional fue lanzada a finales de 2019 por el regidor y acogida con desconfianza por determinados sectores tras el fiasco de la candidatura a Ciudad Europea de la Cultura en 2016.
Gozar de mayor fortuna en este nuevo objetivo le valdría a De la Torre uno de sus principales legados, como lo sería también la ejecución del proyecto que prevé conectar la capital de este a oeste a través de un Eje Litoral soterrado o el auditorio por el que la ciudad clama desde hace décadas y que podría llegar de la mano de la Expo. Con todo ello, el alcalde nunca ha dejado de afirmar que su mayor satisfacción en estas más de dos décadas fue mejorar la calidad del agua para los malagueños.
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