El 'Melillero' asiste a la 'baby shower' de su hija desde la cárcel por videollamada
El TSJA ratificó su condena a 41 años de prisión por rociar con ácido con su exnovia y a una amiga de ésta
Cuando fue detenido por el ataque de Cártama ya tenía un largo historial delictivo

El Melillero, que roció con ácido a dos mujeres en Cártama, participó hace unos días en la 'baby shower' de su próxima hija por videollamada. La llamada era autorizada y desde la sala de videoconferencia de la prisión de Zuera en Zaragoza. Fuentes consultas explican que se solicitó esta llamada y se aceptó. Así, llegada la hora, conectó con su actual pareja. «Yo soy el padre y creo que va a ser niña», dice en la videollamada, que abre el video de la fiesta familiar para revelar el sexo del bebé que viene en camino.
No es un preso cualquiera. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) confirmó el pasado abril una condena a 41 años y tres meses de prisión por el intento de asesinato de su exnovia y a una amiga. Las roció con ácido en Cártama en enero de 2021.
El TSJA acepta el relato de hechos probados de la Audiencia de Málaga, que consideró acreditado que el principal acusado sabía por dónde iba a pasar el vehículo donde iba su exnovia Sandra y su amiga, por lo que esperó junto a otro acusado, que iba de copiloto y portaba el bote de ácido sulfúrico.
Cuando se acercaba el coche de las víctimas, El Melillero colocó el suyo en paralelo «procediendo uno de los ocupantes a presionar el bote que contenía el ácido sulfúrico». El coche conducido por Sandra llevaba algo bajado el cristal, por lo que el ácido entró y cayó sobre el cuerpo de ambas. Tuvieron que salir precipitadamente para evitar la asfixia. El condenado se reía mientras las miraba, antes de darse a la fuga.
Por estos hechos, fue condenado por dos delitos de asesinato en grado de tentativa con la circunstancia que agrava la pena de género en los dos casos y de parentesco en cuanto a su expareja; así como por un delito de maltrato habitual, otro de acoso y dos de amenazas.
Eso se suma a su historial de antecedentes. Era un viejo conocido de las autoridades. En su haber tiene más de 20 detenciones por los diversos motivos y, cuando fue detenido bajo la cama de un palomar en Mijas, tenía siete órdenes vigentes de detención y tres requisitorias para su entrada en prisión. Acumulaba delitos de lesiones por palizas, robo con fuerza, otro con violencia y uno más por intimidación con arma de fuego.
Además, suma varias víctimas de malos tratos en su haber. La primera es una expareja con la que tiene un hijo. La mujer se lo cruzó en una discoteca de Marbella en agosto de 2016. Allí le recriminó que la joven estuviera en el local y todo acabó en una brutal paliza.
La Guardia Civil hasta lo colocó en la cúspide de una banda dedicada a los vuelcos de droga. Los definió siempre con «peligroso» y «muy violento». En prisión desde que fue detenido por el ataque con ácido de Cártama, no ha estado exento de polémica. Ya protagonizó videollamadas en las que conectaba mientras estaba fumando, bebiendo y de fiesta con compañeros de presidio. «¡Vivito!», gritaba en una de las conexiones por las que la directora de la prisión de Archidona fue destituida.
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