La huella humana más antigua del Mediterráneo, el tesoro oculto en una cueva de Málaga

Se trata de unas manos impresas en las paredes de una de las cavidades de la cueva. Hoy en día la superficie es sólida y totalmente rocosa, pero no siempre fue así. Nuestros antepasados usaron directamente sus manos y sus dedos para crear estas huellas ya que, debido a la gran humedad y la baja temperatura, las paredes estaban significativamente más blandas que en la actualidad.

El hallazgo sitúa a este enclave costero malagueño como un punto de referencia imprescindible para entender la prehistoria europea. «Se trata de un descubrimiento que posiciona a la Cueva del Tesoro como uno de los espacios culturales y científicos más relevantes del Mediterráneo», subrayó el alcalde, Francisco Salado, durante el anuncio del descubrimiento que tuvo lugar el pasado jueves.

Las investigaciones han revelado que de las 44 cavidades naturales documentadas en el acantilado calizo de El Cantal, once estuvieron habitadas durante el Paleolítico. «Esto convirtió la Bahía de Málaga en uno de los territorios privilegiados durante esa gran crisis poblacional», ha subrayado Salado.

Desde octubre de 2024 un equipo multidisciplinar ha realizado una profunda revisión científica en las cuevas del Tesoro -que es, además, es una de las tres únicas de origen marino del mundo y la única de Europa- y de la Victoria. Gracias a las investigaciones han confirmado una ocupación humana continuada durante más de cuarenta mil años. Los expertos han identificado que los antiguos pobladores realizaron, al menos, ocho incursiones de exploración a las zonas más profundas de las cavidades, bajo los pozos de entrada a las cavidades, dejando marcas deliberadas que hoy constituyen un testimonio excepcional de su presencia.

En estas incursiones, los exploradores de estas cuevas dejaronmarcas indelebles a través una serie de acciones deliberadas. Como destacó el investigador Pedro Cantalejo, que este jueves realizó el anuncio del descubrimiento junto a Salado, algunas de estas acciones que realizaron nuestros ancestros forman parte del repertorio clásico del arte rupestre paleolítico. Otras, sin embargo, se realizaron sin intención artística, sino con un sentido de ratificar la presencia humana en estos lugares tan alejados de la superficie.

Y estas marcas están siendo analizadas en profundidad por un equipo de investigación dedicado al estudio de las sociedades paleolíticas de la región geohistórica del Estrecho de Gibraltar conformado por María del Mar Espejo, Luis-Efrén Fernández, José Ramos, Cristina Liñán, Yolanda del Rosal, Hipólito Collado, José Antonio Molina, Antonio Aranda y Pedro Cantalejo, entre otros.

El alcalde de Rincón de la Victoria ha anunciado que los trabajos científicos continuarán hasta final de este año, tanto en su vertiente de estudios de acciones realizadas sobre las paredes como en las intervenciones arqueológicas.

«Se trata de unos trabajos que no son baratos, ni fáciles. Por ello desde este equipo de gobierno y este ayuntamiento se invertirá en el proyecto para que pueda continuar en el tiempo bajo nuestro firme compromiso para la recuperación y puesta en valor de nuestro patrimonio histórico y cultural», ha asegurado el alcalde.

Desde septiembre de 2024, la Delegación Territorial de Cultura de la Junta de Andalucía autorizó las nuevas actividades arqueológicas y un estudio de arte rupestre en las dos grandes cavidades naturales de Rincón de la Victoria.

Además, en el sondeo arqueológico que se realiza en la sala de las Conchas, bajo el pozo grande de la Cueva de la Victoria, se ha documentado y fechado una fase de tránsito, vinculada al periodo de cambio climático entre el Paleolítico superior (más frío) y el Neolítico (clima Mediterráneo actual).

De hecho, esta época -conocida como Epipaleolítico- es de gran importancia para el conocimiento de estas poblaciones que asistieron al último gran cambio climático del Hemisferio Norte.

Las dos cavidades paleolíticas de Rincón de la Victoria pueden visitarse mediante dos tipos de recorrido diferentes. El llamado 'modelo turístico' permite un recorrido de más de 500 metros por las grandes salas y galerías. Esta visita es apta para cualquier persona y no hay límite de edad.

Pero por otra parte, también la cueva se puede visitar también a través de un modelo de visita guiada espeleológica que permite adentrarse en las salas y galerías que permanecen en estado natural y observar el arte rupestre original, los sondeos arqueológicos y los enterramientos. Esta zona está limitada a treinta personas al día y solo pueden ir mayores de 8 años y menores de 70 años. En ambos casos, las plazas pueden reservarse a través de la web.