El excomisario Villarejo relata ante el juez maniobras de la cúpula del PSOE de Zapatero para ocultar la corrupción en Estepona

Las defensas llegaron a pedir la nulidad de la instrucción por participación de Villarejo, señalaron que estaba viciada por la mano interesada del excomisario. Sin embargo, Villarejo ante el juez narró conexiones y maniobras para tapar las detenciones, salvar a algunos posibles investigados y hasta labores de mediador para tratar de buscar confidentes o llegar a acuerdos. No reconoció nada de la tesis de la defensa y, pese a ser testigo, tuvo el derecho a no decir nada que le pudiera incriminar en otros procedimientos. «No tiene por qué contestar preguntas de su vida personal», le explicó el presidente de la sala.

Al expolicía se le acusó, dentro de la estrategia defensora, de acompañar o de organizar la reunión de los concejales que denunciaron la corrupción del PSOE de Estepona con la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la Policía Nacional. Pero Villarejo no lo afirmó. El testigo dijo que era «un agente de inteligencia» y ha explicado cómo funcionaba su trabajo para la Policía Nacional y para el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Además, explicó que conocía Estepona, que su hermano fue párroco allí, que tenía una vivienda y que iba con frecuencia para ver a su madre.

Y ahí comenzó a cargar contra el PSOE. Primero lo hizo con el exalcalde socialista, Antonio Barrientos, principal imputado por la corrupción urbanística de Estepona y uno de los detenidos en 2008, dos años después de que se iniciara la investigación. Fue la defensa de este procesado la que propuso y vendió la tesis de que Villarejo estaba detrás del montaje de este caso de corrupción contra el PSOE de Estepona.

Ha negado haber contactado con nadie del procedimiento. Reconoce contactos con casi todos los que se les ha preguntado, pero ha añadido que estos eran siempre por ellos lo que lo buscaban, a veces a través de su hermano, que era párroco en la ciudad. «Pensaba que era también cura y tenía que ayudar a la gente», ha afirmado. Sin embargo, incidió en una reunión con el abogado de Barrientos, así como en la relación con el exalcalde. Un punto en el que insistió en cada declaración.

El excomisario ha reseñado que con el único que acudió a la oficina de la UDEF en Madrid fue con el abogado de Antonio Barrientos para presentarlo a los investigadores del caso Astapa. Además, ha afirmado que con quien más relación tuvo de todos los involucrados fue con Barrientos, «aunque después se haya enemistado». Y ha recordado como el exalcalde supuestamente lo llamaba cuando iba a Madrid para ir a verlo o para tomar un café.

Hasta contó un pasaje en el que ha retratado al exalcalde como un corrupto ante el tribunal. Preguntado por sus propiedades en una promoción bloqueada por el Consistorio, donde llegó a tener una decena de pisos, dijo que amenazó al promotor con denunciarlo por estafa y que éste le contó que no tenía licencia de primera ocupación, porque el alcalde le había pedido que le regalara un piso y se la tenía paralizada, que hasta la novia de Barrientos había a señalar el inmueble que luego esperaba que le regalaran.

No acabó ahí. El siguiente en salir a colación fue el presidente del Senado en aquellos años, Javier Rojo. El expolicía lanzó al sospecha de que su hija, que era responsable de Urbanismo de Estepona con el PSOE, no se vio imputada por mediación de su padre. Según ha relatado el excomisario, el padre avisó a Alfredo Pérez Rubalcaba de que si la tocaban «hundía» el partido.

El comisario ha recordado, en este sentido, que a Patricia Rojo ni se le detuvo, ni se le registró, ni tampoco se le imputó. Algo que no sucedió con su segundo, que sí se vio metido en la investigación y procesado por la corrupción urbanística del PSOE en Estepona.

Hasta fue más allá. Las acusaciones de Villarejo llegaron hasta el propio Alfredo Pérez Rubalcaba, que era en aquellos años ministro de Interior en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El excomisario acusó al difunto líder socialista de trata de ocultar o bajar el impacto de las detenciones de los cargos de su partido en Estepona. Ha llegado a acusar a Rubalcaba de «programar» las detenciones a la vez que el congreso del PP que eligió a Rajoy en 2008 para así restarle presencia en los medios y que «pasaran desapercibidas».

En ese discurso se enrocó ante todas las preguntas de los abogados defensores, que trataban de sostener una tesis que ya fue desechada por la Fiscalía. Además, Villarejo dijo que nunca se reunió con los denunciantes y que, en el caso de David Valadez, que luego llegaría a ser alcalde tras las detenciones, sólo tomó algun café informal porque su labor era más de «psicólogo» ya que tenía remordimientos por denunciar a su partido.