La esperanza renace en la Laguna de Fuente de Piedra, el paraíso del sur de Europa para los flamencos
La laguna malagueña ha recuperado un nivel de agua óptimo y, tras dos años sin anillamiento, se prevé que esta temporada la cría de pollos de flamencos sea exitosa
Esta es la laguna donde se pueden ver cientos de flamencos: no es Doñana y es la más grande de Andalucía
La Laguna de Fuente de Piedra vuelve a mostrar una imagen que no se veía desde hace años. Con un nivel actual de agua que ronda los 52 centímetros gracias a las lluvias de los últimos meses, esta importante Reserva Natural ha ... vuelto a teñirse de rosa. Así, rodeados por unas colinas antequeranas más frondosas de lo habitual, miles de flamencos han comenzado ya su proceso de nidificación.
Como ha explicado a ABC la directora conservadora de la reserva, África Lupión, a diferencia de otros años, la situación actual es «bastante buena». «La Laguna de Fuente de Piedra es somera, poco profunda, y este año tiene un nivel de agua bastante alto para lo que suele haber», ha asegurado.
Pero hay que remontarse a los años 2018 y 2019 para encontrar registros por encima de un metro. Desde entonces, la sequía había reducido drásticamente tanto el nivel del agua como la presencia y el éxito reproductivo de los flamencos. En 2023, por ejemplo, la laguna estuvo prácticamente seca: «Fue el peor año hidrológico desde 1995 y no llegaron a criar», ha lamentado Lupión. Y, de hecho, tampoco pudieron hacerlo en 2024. Aunque nacieron algunos pollos -apenas 40-, se produjo un abandono de la colonia y no prosperaron.
Esperanza
Sin embargo, este año la situación es muy diferente. La primavera de 2025 se perfila como una de las más prometedoras de los últimos tiempos y ha devuelto la esperanza a este espacio natural y a las numerosas especies que dependen de su estado hídrico.
En concreto, en marzo se han registrado 183 litros por metro cuadrado de lluvia en la zona. Y desde octubre se acumulan 403 litros, una cifra muy cercana a la media de los últimos cincuenta años, que se sitúa en 428 milímetros. Uno de los factores más positivos es que el agua acumulada garantiza el aislamiento del territorio de cría de los flamencos y algo casi más importante: la disponibilidad de alimento para los adultos y sus polluelos.
Aunque aún no es posible cuantificar el número de parejas reproductoras y el número de crías que puedan salir adelante este año, los flamencos ya están ocupando territorio. Por tanto, si se mantiene el nivel de agua y las condiciones en los humedales cercanos, todo apunta a que habrá un buen año reproductivo y podrán anillar.
Longevos e internacionales
La posibilidad de llevar a cabo el anillamiento es precisamente uno de los indicadores de éxito en la reproducción de los flamencos. Gracias a esta técnica, que consiste en colocar un identificador a cada pollo, se pueden conocer mejor los desplazamientos que hacen estas aves.
«El anillamiento nos permite seguir los movimientos de las aves, saber en qué humedales se alimentan, si vuelven a reproducirse aquí o migran a otras colonias. También nos da datos sobre su longevidad y comportamiento», ha explicado Lupión.
Se sabe que los flamencos son aves longevas, que alcanzan la madurez reproductiva entre los 3 y 10 años de vida y que solo ponen un huevo por temporada. Pero gracias a los programas de anillamiento se ha documentado la presencia de ejemplares de hasta 43 años en época de cría, lo que ha permitido conocer mejor su biología y el comportamiento de esta gran metapoblación mediterránea.
Así, se ha descubierto también que los que crían en Fuente de Piedra comparten vínculos con otras colonias de Francia, Italia, Turquía, Argelia y Túnez. Esto refuerza, si cabe, el valor estratégico de este humedal andaluz en el conjunto del Mediterráneo y el norte de África.
En continua conservación
Independientemente de la cantidad de flamencos que acudan cada año, de si se puede llevar a cabo o no el anillamiento o de las condiciones hídricas, la labor de conservación de la laguna es constante. En épocas de sequía, por ejemplo, aprovechan para realizar ciertas mejoras.
Así, este verano restauraron las islas interiores de la laguna, que sirven como zonas de nidificación. Estas islas, hechas de tierra, tienden a erosionarse con el tiempo, por lo que se aportó nuevo material y se les colocó protección.
Pero las tareas de conservación de este humedal, el segundo más extenso de la península ibérica, abarcan muchas más acciones. Como ha detallado Lupión, se encargan de realizar labores diarias de vigilancia del perímetro de la laguna para controlar accesos indebidos, llevan a cabo muestreos periódicos para analizar la calidad del agua y hacen censos mensuales de aves acuáticas -incluyendo flamencos- para monitorizar la población.
Además, realizan tareas de mantenimiento de las infraestructuras, como los cerramientos, o las instalaciones y también gestionan el uso público de la laguna, que cuenta con un centro de visitantes y servicios de guías para colegios y grupos.
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