Ernest Urtasun visita la Casa Invisible, un famoso edificio okupado de Málaga
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Málaga
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Iniciar sesiónEl ministro de Cultura Ernest Urtasun ha visitado este viernes la controvertida Casa Invisible de Málaga, un inmueble propiedad del Ayuntamiento okupado hace décadas y que funciona como centro cultural pese a la firme orden de desalojo por motivos de «seguridad» y «conservación».
Aunque la presencia de Urtasun en la capital de la Costa del Sol estaba justificada por la inauguración del festival de cine malagueño al término de la tarde, el barcelonés no quiso perder la oportunidad de conocer de primera mano la actividad de este céntrico inmueble que, a su juicio, «hace una actividad muy valiosa para la ciudad» y que participa «de actividades culturales que impulsamos desde el Ministerio». De hecho, tras una primera parada en lel antiguo Convento de San Agustín —que albergará la Biblioteca Pública del Estado en Málaga—la agenda le llevó a la Casa Invisible en torno a las 13.00 horas.
Durante su recorrido por este edificio de la calle Nosquera, no fue difícil reparar en la sentencia 'Málaga no se vende', que rezaba en una de las pancartas que pendían en un decimonónico patio que había estrechado lazos con lo 'underground'. El mensaje era un claro dardo al proceder municipal, que los propios okupas califican de «neoliberal».
En la web oficial de la 'Invi' —como ellos mismos apodan al lugar— asumen que promovieron «un conflictivo y dificultoso proceso de negociación» con el que aspiran a la cesión de uso. De hecho, el germen de todo fue «un gesto de desobediencia civil ante la falta de equipamientos socioculturales y unas políticas públicas que han primado el enriquecimiento de unos pocos antes que el bienestar de la ciudadanía», explican en una suerte de manifiesto.
No son pocas voces las que entienden esta visita institucional como una aprobación al pulso que el colectivo lleva planteando al Consistorio desde hace 18 años. El ministro, sin embargo, ha salido del paso asegurando que «la relación que ellos mantengan con el Ayuntamiento no es cosa mía» y que su único propósito es «conocer su actividad».
Urtasun volvió a incidir en que «es un centro que programa culturalmente de forma maravillosa, que permite también la residencia de artistas». Sin embargo, en su última programación conviven tanto encuentros puramente artísticos, tardes de ajedrez o talleres de bisutería como manifestaciones «contra el negocio de la vivienda» y contenidos afines a la causa palestina. En este sentido, cabe destacar que en 2017 colgaron de la fachada una horca figurada hecha con la bandera de España y el emblema de Corea del Norte y que, un año después, tuvieron que cancelar unas jornadas porque algunos de sus participantes eran antiguos terroristas del Grapo.
Peligro de derrumbe
Sea velada o no su intención de apoyar a la organización de la Casa Invisible, las palabras del ministro han dado alas a la oposición malagueña. La portavoz adjunta del grupo municipal Con Málaga, pidió ayer directamente al alcalde, Francisco de la Torre, que «reconsidere su amenaza de desalojo» de este inmueble «autogestionado» que se halla en un Casco Antiguo «que ha sido pasto de un proceso de especulación y de turistificación que ha acabado expulsando a los vecinos y a las vecinas».
A finales del pasado octubre, el Ayuntamiento dio un paso al frente y adjuficó a Fresneda & Zamora Arquitectura la redacción del proyecto básico y de ejecución, así como el estudio de seguridad y salud y la dirección de los trabajos de rehabilitación. La decisión se fundamentaba en unas notorias «deficiencias respecto a la conservación y la seguridad» de un edificio que goza protección arquitectónica de Grado II. Por su parte, los okupas afearon que se habían dado «irregularidades» en el concurso de rehabilitación.
Cabe destacar que, la casa ya estaba en estado de abandono antes de que convertirse en 'Invisible', por lo que el deterioro añadido de estas casi dos décadas desaconsejan de pleno seguirlo habitando sin que medie una rehabilitación. A finales de 2023 se le clausuró el bar que operaba en su interior. Según fuentes municipales, se temía que pudieran caer hasta cascotes.
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