Calle Larios de Málaga: ¿por qué se llama así?

De origen decimonónico y corte elegante, es una de las calles con rentas de alquiler más caras de España. Así, la calle Larios de Málaga es una de las vías comerciales más codiciadas de Europa.

Aunque lo más común es decir calle Larios, esta vía se denomina oficialmente Marqués de Larios. La relación, por tanto es obvia: la calle Larios de Málaga se llama así por Manuel Domingo Larios y Larios, II marqués de Larios. Su figura preside la calle con una estatua realizada por el insigne Mariano Benlliure en 1899.

El hecho de que sea este aristócrata quien ponga nombre a esta icónica calle de Málaga tiene su explicación. Cuando en 1880 se plantea la construcción de la calle, el Ayuntamiento promovió una sociedad anónima con un capital de un millón de pesetas divididas en 40 acciones de 25.000 pesetas cada una. La familia Larios adquirió la mayoría de estas acciones y se hizo cargo del proyecto.

La calle Larios de Málaga fue trazada por el ingeniero José María de Sancha, mientras que el grueso de los edificios fue diseñado por Eduardo Strachan. Este apellido puede que te suene, ya que su sobrino, Fernando Guerrero Strachan, también fue arquitecto y diseñó el Hotel Miramar, considerado hoy como el mejor hotel urbano de España.

Finalmente, la calle Larios de Málaga fue inaugurada el 27 de agosto de 1891. Además, fue bendecida por Marcelo Spínola, que por aquel entonces era obispo de la diócesis malagueña. Como curiosidad, cabe señalar que a la inauguración de la calle no acudió ningún Larios. Los miembros de la familia aristócrata estaban exiliados entre Londres y París desde los incidentes que sufrieron durante La Gloriosa, la Revolución de 1868.

Muchos historiadores coinciden en señalar que la calle Larios de Málaga es una de las más elegantes de España. La razón estriba en el diseño de sus edificios. Strachan, que bebe de la escuela de Chicago, consigue aplicar un equilibrio entre las formas redondas con las rectilíneas y simétricas. Todo ello hace que el ojo perciba que los balcones y cornisas se unan al final de la calle como si se trazara un punto de fuga.

Además, el uso de estructuras metálicas le permitió ganar altura, aportando esbeltez a la calle según el gusto del urbanismo decimonónico. Además, las esquinas curvas cumplían una función práctica: limpiar el aire de la recién creada calle Larios. Cabe señalar que el saneamiento de las calles en esa época era aún bastante deficiente.