El bandolero que salvó un pueblo de Málaga de ser quemado por las tropas de Napoleón
Algarrobo rememora cada año el indulto logrado por un jinete anónimo que evitó el incendio de la localidad en 1811
Málaga
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Iniciar sesiónEn plena Guerra de la Independencia, cuando Málaga capital estaba bajo el mando de José Bonaparte, la Axarquía se convirtió en una zona de combate con entradas y salidas de tropas casi a diario. En septiembre de 1811, el general Maransin asumió el control ... francés en la ciudad y desplegó unidades móviles formadas por soldados del 58.º de Línea, el Regimiento Fijo de Málaga, dragones y las compañías de Guías de Vélez dirigidas por C. Mingana. A ese dispositivo se unió el jefe de batallón Bellangé, que salió de Málaga, entró en Vélez el día 21 y reforzó su fuerza con guías locales para dar caza a la partida del guerrillero José «Pepe» Segovia.
El 23 de septiembre, una columna del 58.º Regimiento de Infantería de Línea al mando del capitán Ricard cayó en una emboscada en el desfiladero del río Algarrobo preparada por la partida de Segovia. El golpe fue duro para los franceses y, según las versiones locales, dejó una docena de bajas.
Al día siguiente, Bellangé concentró a sus hombres en Algarrobo y ordenó prender fuego al pueblo como castigo. Los vecinos se enfrentaron a esa decisión y, tal y como recoge la memoria popular, pregones y recreaciones, consiguieron un margen de 24 horas antes del incendio. Durante ese plazo, el mejor jinete del lugar habría cabalgado hasta Málaga, unos 80 kilómetros entre ida y vuelta, para pedir un indulto al gobernador francés y volvió a tiempo con el documento, lo que evitó la «Quema».
Los estudios académicos confirman los puntos esenciales: la emboscada del día 23, la respuesta de Bellangé, la presión sobre la localidad y su regreso posterior a Málaga sin poder ejecutar la represalia. Los detalles del plazo de 24 horas, la cabalgada y el indulto pertenecen a la tradición local, asumida por el municipio en su relato público, y encajan con la secuencia general de los hechos.
El 30 de septiembre, sin localizar a la partida, dispersa hacia la sierra de Bentomiz, Bellangé volvió a la capital tras no poder capturar a la guerrilla local que había evitado la quema del pueblo. Sin embargo, no todos los territorios tuvieron la misma suerte, entre octubre y noviembre de 1811; el bando francés peinó Riogordo, Comares, Iznate y Torrox.
En los informes del ejército napoleónico aparecen tomas de rehenes en Arenas, Algarrobo y Sayalonga, y casos de evacuación o incendios de pueblos cuando se acercaban las tropas. Fue una dinámica de tierra quemada que golpeó a toda la comarca y explica la huella que dejó la amenaza sobre este municipio de la Axarquía.
Un salvador inesperado y homenajeado
Desde 2014, Algarrobo celebra que, cuando expiraba el ultimátum, un bandolero se alineó con los vecinos e impidió la quema. Ese personaje, anónimo en los papeles, es conmemorado como «Sebastián Segovia», nombre que la Asociación Quema de Algarrobo le asignó para poder homenajearlo cada año por su papel al salvar la localidad e impedir que las tropas francesas la incendiaran.
En la recreación, este pasado fin de semana, el desenlace se sitúa simbólicamente en la escuela del casco urbano, punto donde «el Segovia» habría evitado el fuego. Aquel episodio marcó para siempre a los vecinos, que desde entonces reciben el apodo de «tiznaos».
«Se nos llama así porque nos mandaron a quemar, pero no lo consiguieron gracias al ímpetu y al orgullo de nuestros vecinos. Y es lo que en este fin de semana volvemos a sacar, esas ganas y esa valentía de todos los algarrobeños», ha subrayado Natacha Rivas, alcaldesa de Algarrobo.
El paisaje dio forma a los hechos y hoy vertebra la memoria. El río Algarrobo y su desfiladero son el escenario natural de la emboscada; Bentomiz ofrece el refugio serrano de las partidas; y el casco luce hitos como la Iglesia de Santa Ana y la necrópolis fenicia de Trayamar, incorporados a la ruta histórico-poética que acompaña la conmemoración.
La Fiesta de la Quema, declarada Singularidad Turística Provincial, ha consolidado un programa que combina teatro histórico, pasacalles, música en directo y espectáculos ecuestres, además de una ruta de la tapa que reúne a distintos establecimientos con aperitivos elaborados con productos locales, tortas de Algarrobo, mango y aguacate.
Los vecinos visten como bandoleros con escopetas de la época; las mujeres, con largos vestidos blancos, dan vida a escaparates ambientados que transforman el municipio; el ambiente lo completan vecinos y visitantes de toda Málaga con pasacalles, música y números a caballo que evocan la dureza de 1811. «Son tres días donde vamos a tener la oportunidad de vibrar, de emocionarnos y de sentir el alma de un jinete valiente que salió en busca de ese indulto de las tropas napoleónicas para que no se nos quemara», ha afirmado Rivas.
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