El asesino de Pizarra tenía embargada la nómina por una deuda con la manutención de su hija

Ahora la familia investiga si la empresa se lo había dicho. Si la notificación había llegado a sus jefes y estos se lo comunicaron. Es una búsqueda de explicaciones sobre por qué actuó como lo hizo. Fuese cual fuese la causa, el domingo de madrugada mató a su exesposa, pero la idea era ir más allá. Sus hijos también estaban en su mente. «Iba también a por ellos», señalan fuentes cercanas a la familia de la mujer asesinada el domingo en Pizarra.

Por esta razón, la madrugada del domingo la expareja de Gracia se fue hasta Pizarra. Aparcó su moto en calle Nueva por la obras y se fue hasta calle Lealtad. En pleno centro de la localidad. Gracia había salido con su hija. Había hecho las tareas con ella, después de llegar de trabajar en el Mercado del Carmen de Málaga en uno de los puestos de pescado.

Al volver a casa, sobre la una de la madrugada, su exmarido las asaltó y les disparó. La ráfaga alcanzó en el pecho a Gracia y quedó en el suelo, mientras su hija trataba de huir. Los testigos dicen que el asesino volvió a disparar después de estar la mujer en el suelo, que lo hizo a su hija. Las balas quedaron en algunos coches.

Su hija de 16 años salió ilesa, pero su madre quedó allí muerta. Mientras el asesino fue a por su hijo de 25 años. Llegó al domicilio donde su exmujer residía con sus hijos en calle Lealtad. Llamó para que saliera su hijo, pero no consiguió enfrentarlo. De rabia golpeó en varias ocasiones la puerta. «A patadas», reseñaron los testigos.

Los mismos vecinos que llamaron a Emergencias para dar el aviso de los disparos fueron los que acorralaron al asesino de Gracia, que abandonó el lugar hacia dónde había dejado aparcada la moto. No consiguió escapar. En el lugar había un control de la Policía Local, que llegó rápido al lugar de los hechos. También la Guardia Civil. Acorralado se disparó en la cabeza.

El asesino murió en plena calle Nueva, mientras a poco más de 20 metros dejó el cadáver de su exmujer, en calle Lealtad. Los servicios sanitarios solo certificaron la muerte de ambos. Hacía seis años que ambos se separaron y ella comenzó los trámites de divorcio.

El proceso comenzó con un Contencioso-Administrativo por una demanda de Gracia, pero todo se resolvió con un acuerdo amistoso de las partes. Ambos sellaron su separación y las cuantías de las manutenciones. Gracia se quedó con sus hijos en el domicilio compartido de Pizarra. Su expareja se marchó. En Pizarra, los vecinos aseguraban que no lo veían por allí. No era habitual.

Llevaba tiempo sin saber nada su exmarido. «Decía que alguna vez lo había visto o se lo había encontrado en algún sitio, pero sin más problema», aseveran las fuentes, que dicen que tras el divorcio, en los primeros años sí que hubo «molestias» del exmarido hacia Gracia.

Las fuentes explican que estuvo varios años que la seguía donde iba, que la controlaba, que se lo encontraba y hasta hubo algún incidente con alguna pareja de Gracia por insultos. «Nunca pasó de ahí. No fue a más. Aquel día que Gracia y aquella pareja se marcharon y ya está, sin entrar en más confrontaciones. Lo más inteligente», afirman las fuentes a ABC, que reseñan que en ese tiempo, en medio de hostigamiento, ella nunca quiso denunciar ese «acoso».