El viejo balneario de Málaga que nadie quiere arreglar

Las prisas se precipitaron con la entrada de cuatro nuevos inversores en la sociedad Parque Balneario Nuestra Señora del Carmen, entre ellos un ex concejal del PP, José Luis Ramos, y el hijo del que fuera concejal de Cultura en el consistorio, Damián Caneda Domingo. Los nuevos dueños se apresuraron a pedir una prórroga de 30 años en la concesión, que caduca en 2018. Y el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, requirió a Costas rapidez para recuperar la titularidad pública y abrir un concurso que aportara «transparencia» a la entrada de inversores.

Cuanto todo parecía indicar que Costas iba a pronunciarse sobre el rescate, la pelota pasa ahora a manos de la Junta de Andalucía . Según el responsable de Costas en Málaga, Ángel González, y el subdelegado del Gobierno en la provincia, Jorge Hernández Mollar, la nueva Ley de Costas establece que cualquier cambio de dueños entre vivos «sólo tendrá validez» si es previamente autorizada por la Junta. Además, la norma sobre el traspaso de competencias en el litoral, de 2011, deja la gestión de las concesiones en dominio público, su extinción u otorgamiento, en manos de la administración andaluza.

Hasta que no resuelva la Junta, el Gobierno ha decidido suspender el expediente del rescate y la negociación con los privados, que ya están avanzadas en el caso de la segunda concesión, la de Astilleros Nereo. «No renunciamos al proyecto», ha asegurado Hernández Mollar, «y cuando exista la disponibilidad de los terrenos habrá partidas del Gobierno» , reitera. Para el responsable de Costas «la irregularidad ha sido clara, pero otra cosa es que no sea invalidante y pueda subsanase».

Mientras se decide la forma y el tiempo para poner en marcha el proyecto de regeneración de este entorno, los Baños del Carmen esperan una solución. Los nuevos empresarios privados están dispuestos a reformar el restaurante sobre el viejo balneario y dejar de uso público la arboleda de eucaliptos aledaña . La negociación con Costas pasa por reinvertir la aportación privada en el arreglo de las playas y la creación de nuevos espigones , una vez descartada la idea de crear un gran hotel. Pero antes debe quedar claro si el espacio pasa a manos públicas ya o se espera a que caduque la concesión.