El mal trago de la cantante
Un juicio televisado durante cuatro meses
Isabel Pantoja ha reído en el banquillo, ha llorado al saber que iba a ser abuela y ha recibido reprimendas del tribunal por usar el móvil
E. Codina
Alrededor de 150 periodistas y técnicos de 35 medios de comunicación provinciales, regionales y nacionales están acreditados para conocer ‘in situ’ la sentencia del caso que ha reunido en el banquillo de los acusados al antiguo triángulo amoroso formado por Isabel Pantoja, Julián Muñoz y ... Maite Zaldívar. Periódicos, radios y televisiones han seguido casi al minuto los gestos, las miradas y la ausencia de contacto de los principales protagonistas del juicio por presunto blanqueo de capitales, que hoy echa el telón tras cuatro meses de paseíllos controlados por las cámaras.
“Solamente decirle que… Estoy de acuerdo con mi letrado y muchísimas gracias a todos”, dijo Pantoja al tribunal el pasado 29 de enero (el último día del juicio), con un hilo de voz y visiblemente afectada. La artista ha sido juzgada por presuntamente haber blanqueado dinero de origen ilícito del exalcalde de Marbella durante el tiempo en que fue su pareja sentimental.
La cantante siempre ha negado los cargos (se enfrenta a tres años y medio de prisión y a una multa millonaria) y su estrategia de defensa ha sido sencilla: ella es quien es, y nunca ha necesitado el dinero de Julián Muñoz, al que prácticamente mantuvo (según su versión) cuando se quedó sin ingresos tras su salida del Ayuntamiento de Marbella. Ha intentado acreditar numerosos ingresos fruto de su carrera artística y de sus negocios de restauración y en ilustrar sobre su añeja costumbre de guardar ‘cash’ en casa.
Durante cuatro meses, Pantoja ha entrado y ha salido de la Ciudad de la Justicia con la cabeza alta, atendiendo con sonrisas los gritos de ánimo de sus seguidores e ignorando las críticas, aunque ha sorprendido su excesiva delgadez y su cambio de semblante conforme se acercaba el final del juicio. Ha vestido siempre con colores neutros y ha optado por asistir a las sesiones prácticamente sin maquillar (o muy poco). Durante los descansos sólo se ha relacionado con su círculo de íntimos, que nunca la han dejado sola.
Pantoja ha llorado, ha reído y se ha indignado en el banquillo. Sus lágrimas cuando supo que Jessica Bueno había sido ingresada en un hospital sevillano para dar a luz a su primer nieto evidenciaron los meses complicados que ha vivido la cantante, que en dos ocasiones recibió la reprimenda del presidente del tribunal: casi al inicio, por utilizar las gafas de sol en la sala; y casi al final, por usar el teléfono móvil en el banquillo.
Pase lo que pase hoy, se acabarán los paseíllos y la exposición pública de la cantante. Si el fallo judicial no es de su gusto, sus abogados podrán recurrir al Tribunal Supremo. Pero eso ya no implica exhibición pública.
Un juicio televisado durante cuatro meses
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