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Los 1.700 hermanos de La Esperanza peregrinan hasta sus pies en Roma

Entre rezos, salves y vítores los devotos llegaron a San Pedro y cruzaron tras su estandarte por la Puerta Santa

Canal Málaga estrena el documental 'La Esperanza de Málaga' como previo a la Gran Procesión de Roma

Una de las hermanas de la Cruz besa a La Esperanza H. de la Esperanza

J. J. Madueño

Málaga

Roma, ciudad eterna, que quedará grabada para siempre en la memoria de 1.700 malagueños, hermanos de La Esperanza, devotos de la Reina del Perchel, que unidos a un río de almas se fue ayer hasta San Pedro en peregrinación. Una marea verde con la medalla al cuello, orgullosos de ser, sentir y querer a aquella que, desde su basílica junto al Guadalmedina, los observa todo el año y que, ahora, como Reina está en San Pedro del Vaticano, corazón de la Cristiandad para celebrar el jubileo de la cofradías. Allí estaba el Perchel.

Bajo su estandarte, entre rezos, alegría, salves y vítores de una bulla que se hace notar, marcharon hasta la Puerta Santa, la cruzaron y se pusieron a sus pies, como de costumbre, los que pisan romero para bendecir corazones.

Ayer, en Roma, el verde esperanza tomó la escalinata para adorar a su Virgen donde nunca se había hecho. Poco antes de las seis de la tarde el estandarte de la Esperanza cruzó la Puerta Santa de San Pedro, pasó junto a la capilla de La Piedad de Miguel Ángel y todos se pararon a rezar junto a la tumba de San Juan Pablo II. Se inclinó el estandarte en señal de respeto a aquel que aprobó la coronación canónica de esta imagen.

A la llegada al baldaquino de la Cátedra de San Pedro se rezó el Credo a los pies de la tumba del Apóstol. El corazón verde de Málaga tomaba los lugares más santos de Roma ante la mirada de una Virgen a la que no se le escatima un «guapa» ni una Ave María.

Es el segundo día de peregrinación hasta las calles de la Ciudad Eterna. Muchos ya pasaron el primer día a visitar a su Virgen, otros la esperaron allí mientras montaban el trono en el 'tinglado' que se ha montado por parte de la organización para este jubileo, desde donde saldrán en procesión por las calles de Roma.

Ayer, los esperancistas quedaron en la plaza Pía, a pocos metros del castillo de San Angelo, al otro lado de la Avenida de la Conciliación, que lleva hasta la Plaza de San Pedro. Desde allí partieron cargados de ilusión en busca del jubileo de las cofradías, que se consigue al pasar por la Puerta Santa.

La Virgen aguardaba junto al Cristo de la Expiración, El Cachorro de Sevilla, mirada al cielo, exhalando su último aliento, mientras que su Madre de Esperanza al lado, con los brazos abiertos y sus cinco lágrimas de bello dolor grabadas en su rostro, recibiendo a todo el que se quiere acercar a recibir el deseo de la Resurrección de ese Cristo que muere a su lado clavado en la Cruz.

Hasta allí llegaron por la mañana, en uno de los momentos, mas bonitos que ha dejado la peregrinación hasta el momento, las Hermanas de la Cruz con su hábito marrón, algunas en silla de ruedas o muletas, para besar las manos de la Virgen y orar ante Ella antes de verla en la calle.

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