Los Paisajes del Olivar tropiezan de nuevo y no optarán a Patrimonio Mundial al menos hasta 2025

Los técnicos deberán mejorar esos dos (de catorce) planos presentados y que hacen alusión a las zonas de Carcabuey, en Córdoba, y las Campiñas de Jaén. Según ha explicado el presidente de la Diputación de Jaén, el socialista Francisco Reyes, tras la celebración de la comisión institucional de esta candidatura, ya «no se podrá llevar el expediente a la asamblea general de la Unesco en 2024 tal y como estaba previsto« y habrá que retrasarlo a 2025.

Tras presentar la documentación, fue el pasado mes de marzo cuando se recibió «la comunicación de que en dos de los catorce planos o mapas que contempla el expediente, dentro de la multitud de documentos por los que está integrado, no estaba lo suficientemente clara la delimitación de las zonas de Carcabuey y de la Campiñas de Jaén», expone Reyes.

Esta cuestión, y el hecho de que la normativa de la Unesco «establece que no se puede aportar ningún documento nuevo al expediente a partir del 1 de febrero del año en curso, motiva que esos nuevos planos ya no se hayan podido aportar este año y habrá que esperar al 1 de septiembre de 2023 para presentar de nuevo el expediente», precisa el presidente de la Diputación.

La candidatura de los Paisajes del Olivar, que comenzó su andadura en 2014, ha tenido unos últimos tiempos muy tumultuosos. En primer lugar, por el plante de las organizaciones agrarias ante la posible limitación de los usos agrícolas en las fincas designadas. Pero también porque, pese al acuerdo de última hora, algunos miembros de la Comisión Institucional se han quejado de la falta de sustancia de los documentos finales.

Pero Reyes sigue defendiendo que «la parte positiva es la buena valoración que han hecho del expediente, lo completo que estaba desde el punto de vista técnico y las felicitaciones que hemos recibido, pero debido a esos dos planos ya no se podrá llevar el a la asamblea general de la Unesco en 2024 tal y como estaba previsto».

Como consecuencia, según explica Reyes, «tendrá que llevarse a la nueva asamblea de 2025, una vez que durante el próximo año se proceda por parte de la Unesco a comprobar el expediente que mandemos en septiembre de este año a la oficina técnica para su análisis y revisión». Si los dos planos en discordia están bien, ya no habría nada que temer, salvo que surja una nueva dificultad en un camino que ha venido plagado de ellas.