Asaja propone recuperar al «pastor de árboles» para proteger los bosques

La organización agraria, que ha elaborado este documento tras ver como un incendio arrasaba este verano más de 10.000 hectáreas en la comarca jienense Quesada, confía en que, una vez que se ponga en marcha un proyecto piloto para recuperar la figura del silvicultor que aproveche el monte a la vez que lo cuide y lo proteja, la iniciativa se hará extensiva y se convertirá en el mejor modo de preservar los terrenos forestales de dentro y fuera de la provincia. Asaja ya lo ha presentado a más de 200 entidades (entre administraciones y entidades sociales y económicas. El portavoz de Asaja, Luis Carlos Valero señaló que esperan que «alguien nos escuche, que nos enriquezcan la iniciativa y que pueda salir adelante con al menos uno o dos ejemplos para que más tarde se imite en todos los montes públicos que actualmente están descuidados y a merced de las llamas »

La idea no es otras que la de aprovechar los recursos que actualmente están ociosos y se preserve el medio ambiente mientras se extrae de él riqueza para dar de comer a familias enteras . «Serían una especie de jardineros del bosque, silvicultores que harían lo que se hacía 100 años atrás pero en las condiciones de bienestar actual», apuntó Valero, que también recordó que hace unos cincuenta o sesenta años, «el monte ardía menos y, cuando ardía, se apagaba sin los medios con los que contamos ahora porque había gente que vivía en él y de él y lo cuidaba».

Asaja en Jaén ha calculado las UTA o Unidades de Trabajo (1.900 horas o lo equivalente a 274 jornales al año), con las que una persona podría vivir si aprovechara la madera del monte, si plantara trufas, aloe vera, plantas aromáticas , criara ganado o lo dedicara a pastos o apicultura, entre muchas otras actividades que se pueden realizar en él. «Combinando las diferentes actividades se podrían crear miles de puestos de trabajo»,  indicó el portavoz de Asaja ya que sólo en Jaén hay 269.000 hectáreas de monte público y que éstas son las que se tenían que arrendar (por un periodo aproximado de 25 años) para que el silvicultor pueda cuidar del monte y beneficiarse de él de una forma sostenible y controlada.