Misterios y leyendas en Huelva a través de la Historia

Tartessios, romanos, árabes... las distintas civilizaciones que se han asentado en la zona esconden numerosas leyendas

Figura del dios Baal sobre imagen aérea de Huelva ABC

J. M. G. Bautista

Decía Platón en sus diálogos críticos 'Critias' y 'Timeo' que más allá de las columnas de Hércules (nuestro actual Estrecho de Gibraltar) se encontraba una tierra rica y legendaria, que alimentaba la imaginación de unos y la codicia de otros. Una tierra idealizada y ... que, mimetizada con el medio, parecía esconderse recelosamente de todo aquel que osaba desvelar sus secretos.

A aquella tierra esquiva e ignota la llamaron Atlántida, la tierra de los sueños... y quizás tras esas columnas de Hércules encontremos una tierra rica en Historia, en leyendas y misterios. La vieja Onuba, bañada por las aguas de ese extraño océano llamado Atlántico y regada por la evanescencia del Guadiana o la reunión del Tinto y el Odiel, tan ligada a la mar y a sus secretos, aportaría a esta vieja piel de toro nuestra mil y una sorpresas en forma de misterios, a las brumas de Ávalon que tantos nativos del añejo imperio británico hizo llegar a sus cuencas mineras para mezclar culturas y carismas.

Tolkien nos habló de la Tierra Media en su epopeya 'El Señor de los Anillos' pero a Huelva también se la llama la 'Tierra Llana' y en su provincia podemos encontrar no menos epopeyas de las que nos contaba el británico de Sudáfrica en su legendaria obra.

¿Quién dijo que a Huelva le faltaban misterios? La grandeza de la fortaleza de Baal, de la Onos Baal, del mítico dios del Sol y del fuego fenicio o las tradiciones indoeuropeas; la Welba cristianizada o la evocadora Olba de Adolf Schulten ha visto por sus blancas playas atlánticas o su verde serranía vivir momentos de gloria y grandeza de la mano de esos atlantes perdidos llamados tartessios, de los mercaderes y colonizadores fenicios hasta los siempre belicosos y reformadores romanos.

Momentos de esplendor y civilizaciones perdidas que jamás fueron encontradas y que ya nunca volverán. Pero el progreso no se detiene y es de la mano musulmana cuando nuestro paraíso atlántico se convierte en un reino de Taifas hasta 1492, el año del Descubrimiento y sus misterios. El año en el que Cristóbal Colón, el almirante de la mar océana descubría un nuevo mundo. ¿O tal vez no? ¿O tal vez otros llegaron antes y el genovés usurpó tal honor? Los misterios del Descubrimiento, de los navegantes anónimos y de la importancia histórica de los lugares colombinos en la Historia de España.

La Reconquista cristiana marcó un antes y un después en esta Iberia nuestra, pero también marcó la llegada a Huelva de una legendaria, monástica y guerrera orden: la Orden del Temple, que nos dejaría lugares, huellas y vestigios inequívocos de su presencia en la provincia, plaza fuerte de unos Templarios que vieron acabar sus días por la codicia de un rey francés con mucha codicia y poca alma.

Cuna y punto de partida de un descubrimiento del que, sin embargo, se vio aletargada a favor de otros puertos como Cádiz o Sevilla, sus costas vieron partir a los pioneros hacia aquel Nuevo Mundo y el arribar de piratas berberiscos o brotes de mortales epidemias que diezmaron su población.

En el siglo XVIII el desolador terremoto de Lisboa deja su huella en la ciudad y se inician una serie de obras reformadoras que removerían la tierra y su pasado. En 1873 la industrialización llega de manos británicas y la Río Tinto Company Limited tiene el honor de comenzar las explotaciones mineras tan importantes para la vieja Onuba. El tiempo, la Ciencia y unas especiales condiciones harían que descubriéramos un trocito del planeta Marte en Huelva, en Río Tinto, toda una experiencia científica.

La Segunda Guerra Mundial alcanza a nuestra provincia y a este país nuestro declarado neutral para dejarle un nuevo misterio: el paracaidista que nunca existió y la historia de uno de los mayores enigmas y engaños de aquella gran guerra. Era la 'Operación Mincemeat' todo una incógnita por descifrar.

Y Huelva crece y en su crecer comienza a ver surgir nuevos edificios, nuevas calles preñadas de olor a mar, de esperanza, de cordialidad y conquista.

La bella y vieja Onuba reverdece laureles con la eclosión urbanística y su importancia en este lado occidental de nuestra Andalucía eterna cerca de esa hermana lusitana que tantas aspiraciones tuvo sobre la hermana pequeña de nuestra tierra. Y en ese crecer surgen edificios de leyenda y misterios...

Hospitales malditos de insignes nombres y negras experiencias, de viejos caserones reales de pesadillas, de conventos que entre rezos y oraciones ven surgir a una 'hermana' que jamás quiso abandonar sus celdas, y tantas y tantas historias por contar. Son los fantasmas de Huelva, los que están, los que son y los jamás se fueron.

Y en sus costas el misterio, y en su interior el misterio, y en sus cielos el misterio. Porque el fenómeno del siglo XX, el fenómeno OVNI, no se olvida de esta bendita tierra y deja ver sus discoidales formas para sorpresa de unos y admiración de otros. Quizás los más temerosos rezan una oración para pedir por su protección de estos extraños artefactos a una Madre de Dios que deja su huella en esta tierra mariana para sobrecogernos con las apariciones que la Reina de los Cielos ha dejado su geografía.

¿Quién dijo que Huelva no tenía misterios? La tierra de Alonso Sánchez, Antonio Jacobo del Barco, Abu Abdullah al-Bakri, Ibn, Guillermo Sundheim, Pedro Gómez, José María Franco, Antonio León Ortega o el inolvidable Juan Ramón Jiménez esta cargada de misterios...

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