La hija de Joaquín pilla a sus padres en su momento más íntimo: «Te he dicho mil veces que eches el pestillo»

Durante una charla relajada, Salma reveló cómo sorprendió a sus padres en un momento de lo más íntimo. «Yo os pillé», dijo entre risas, refiriéndose a una situación bastante cómica que ocurrió en su hogar. Joaquín, sin perder la calma, respondió: «¿Qué dices, niña?». Pero la verdadera sorpresa vino de la madre, Susana, quien rápidamente intervino: «Joaquín, te he dicho mil veces que eches el pestillo». Un comentario que dejó claro que, a pesar de la fama de Joaquín, la vida familiar en casa de los Sánchez está llena de momentos típicos y muy cercanos a la realidad de cualquier hogar.

El tono de la conversación se tornó más cómico cuando Joaquín y Susana continuaron charlando entre ellos en otra parte de la entrevista. «En el piso del centro... qué vergüenza, Joaquín», le confesaba Susana entre risas, para recibir un «¡Anda ya, niña», del exfutbolista.

Más tarde, Daniela, la mayor de las hermanas, se unió a la conversación, añadiendo un detalle gracioso que hizo sonrojar a sus padres: «Y yo os escucho siempre, vamos», haciendo referencia a lo fácil que es para ella, sin querer, captar a sus padres en esos momentos de pareja. Salma, con su toque de humor, relató cómo una vez pilló a sus padres en una posición inesperada: «Fui a pedirle a mamá el alargador, y los veo haciendo la cucharita. Yo no sé lo que estabais haciendo, pero me acerqué a mamá y le pregunté por el alargador, y me dijo 'debajo del mueble'». Un relato que hizo reír a todos en la sala, mientras Susana trataba de restar importancia al incidente: «Y la otra que dice que nos escucha... a mí no me escucharás, escucharás a tu padre, que es más escandaloso...«

Este tipo de momentos tan personales y espontáneos muestran que, detrás del futbolista y del hombre público, Joaquín es simplemente un padre y un marido con una vida familiar muy divertida, como la de cualquier otra familia. Sus hijas no dudan en compartir estos momentos, haciéndonos ver que, al final, todos tienen historias que contar, sin importar su fama o estatus.