Grazalema, el 'oasis' de la sequía en Andalucía
El municipio gaditano, con su pantano casi al 90% de capacidad, se libra por ahora de las restricciones que atenazan al resto de Andalucía
La ganadería sí tiene un problema de pastos por el calor, mientras que el turismo teme que la sequía y las altas temperaturas alejen a los senderistas
Casabermeja, cómo vivir 18 horas sin agua del grifo en plena ola de calor
J.J. MADUEÑO
Cádiz
Andalucía sufre una sequía extrema. Pantanos secos, pueblos sin agua en los grifos, jardines que se secan por la imposibilidad de regar o calles que ya no se baldean. Los ayuntamientos piden agua regenerada, trasvases y desaladoras. Son tres años de bajas precipitaciones. La ... tierra languidece esperando agua. Pero no es igual en toda Andalucía. Hay un pequeño oasis que resiste en la sierra de Cádiz. Es Grazalema. Cierto que no llueve como siempre, pero este año allí han caído 1.359 litros de agua. «En uno normal, la media es de unos 2.200 litros», explica Carlos Javier García, alcalde de Grazalema y presidente de la empresa pública Aguas Sierra de Cádiz. Al menos, en el pueblo donde más llueve de España, lo que ha llovido le salva de las restricciones por la sequía.
Hace no muchos años, con acumulados de hasta 4.000 litros por metro cuadrado, Grazalema se quedaba sin agua en verano. «Recuerdo eso de pequeño», asegura el alcalde. «Hubo un año que hasta sacaron a San Isidro», explica Teresa Zarzuela, que está sentada al fresco al final del mercadillo, junto al mirador. «Y otro trajeron cubas de agua», añade Maite Ramírez, que está a la sombra sentada al lado de Francisco Zapata, que escucha la conversación cuando José García señala que ahora los caños siguen echando agua.
Se refiere a la Fuente de Abajo, junto al antiguo lavadero, que por sus ocho salidas llena la pila con agua cristalina y fría sacada de la montaña. «No falta agua, pero no llueve como antes», asegura García. No falta porque se hicieron infraestructuras para retenerla. La presa garantiza el suministro cuando los acuíferos se secan. Grazalema pasó de no tener agua en verano, a contar con una importante reserva por si los vientos de Levante no dejan entrar las nubes por los pinsapares.
Una presa casi llena
En esta parte de Cádiz llueve con el Poniente, que empuja las nubes hacia la sierra, las enfría y provoca las precipitaciones. «En una noche mala caen más de 75 litros», cuenta el alcalde. En años como este donde predomina el Levante, las nubes no entran en la sierra y no llueve como debería. Aun así, la presa está casi al límite de su capacidad. «Ha bajado un poquito por debajo del 90%. Tiene una capacidad de 267.000 metros cúbicos. Hasta finales de mayo hemos estado bebiendo de los tres acuíferos sin necesidad de tocar esa reserva», señala Jesús Romero, ingeniero de explotación de Aguas Sierra de Cádiz en Grazalema.
Aquella presa resolvió los problemas. En Grazalema llovió en diciembre y a principios de año. Eso hizo que los acuíferos se cargaran. Los manantiales de Los Charcones y la Ribera del Gaidóvar no han necesitado apoyo para abastecer el pueblo hasta el verano. Al igual que el sondeo de Pasada Ancha. Los tres acuíferos de Grazalema están a pleno rendimiento. «Se llenaron cuando llovió y ha ido emanando. Tardan meses en secarse. Luego tiramos de la presa», afirma Romero.
La estimación de consumo diario es de 370 metros cúbicos. En base a eso, los técnicos de Aguas Sierra de Cádiz creen que pueden llegar al invierno sin problema. «Si no llueve nada en otoño, para el invierno podemos empezar a tener restricciones», afirma el alcalde, que pide un consumo responsable de los recursos hídricos porque, pese a que no hay una emergencia por sequía, no se puede tirar el agua. «Si no llueve nada, ni una gota, hasta diciembre no hay por qué poner restricciones», explica Romero.
En Grazalema, las medidas contra la sequía no son inminentes. Es algo lejano. No hay previsión de que después del verano se tengan que cortar los riegos o los baldeos de calles. Eso contando que estos recursos se reparten entre Grazalema, Benaocaz y Villaluenga del Rosario. Entre los tres suman unos 4.000 habitantes a salvo de las restricciones. «Eso son estos tres municipios. La Mancomunidad de la Sierra de Cádiz la conforman 16 pueblos. En el resto, la sequía se nota. Es muy importante hacer un consumo responsable, porque va a haber municipios que, si no llueve, tengan escasez de agua», afirma Carlos Javier García.
La Junta ya ha aplicado restricciones de agua en otros municipios para ahorrar hasta el 20%. Lugares como La Axarquía de Málaga tienen cortes nocturnos. En Casabermeja los vecinos sólo tienen agua seis horas al día. En este momento, por la falta de precipitaciones, lo que más preocupa en esta zona es la ganadería. «Si el Peñón de San Cristóbal no tiene la boina no llueve en Grazalema. Cuando la nube negra entra por ahí, sabes que va a estar varios días lloviendo. Eso no ocurre desde finales de enero. Hay sequía en el campo, pero el problema es de pastos», explica Adela Menacho, después de atender a dos viajeros que compran queso Payoyo, a los que da indicaciones para salir hacia la localidad de Ubrique.
Menos frío
Adela se queja también de la falta de frío. «Ya no usamos ropa térmica como antes», asegura la vendedora de quesos, que repasa en su memoria las grandes nevadas que ya no se producen o los días de lluvia abundante que echa de menos. «Este año empecé a regar pronto. Normalmente no hay que hacerlo hasta que no llega julio, pero esta vez tuvimos que comenzar dos meses antes. Además de comida para las cabras y las ovejas, que en el campo ya dejó de haber», afirma.
«Sólo han llovido 11 litros en abril, pero tenemos buenos acuíferos. La carencia es de alimentos para los animales. Además, no hay para comprar y los piensos están disparados. Sólo los cereales han subido un 60%», afirma Rodrigo Mangana, presidente de los ganaderos de Benaocaz, otro municipio sin problemas de agua, que asegura que en la comarca hay muchos trabajadores del campo al límite.
El turismo es otra preocupación. «Si sigue haciendo este calor el temor no es el agua, sino la falta de turistas. Con estas temperaturas veremos si vienen los mismos senderistas, ciclistas o los que hacen escaladas», remarca José Ramón Salguero, mientras atiende a una vecina que llega a comprar pan. Grazalema recibe cada año más de 50.000 personas. Muchos recalan en el hotel El Fuerte Grazalema, que preside la montaña frente al municipio. «No tenemos problemas de agua, ni hay previstas medidas por la sequía. Las necesidades están cubiertas. No va a haber falta de agua para el cliente», asevera Inmaculada Medinilla, directora del hotel, quien señala que, pese a que los arroyos están secos, tienen un aljibe de 135 metros cúbicos para aguantar si hiciera falta.
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