Lanjarón recupera este año la Carrera del Agua tras el parón de la pandemia

Los vecinos de este municipio enclavado en la Alpujarra granadina acogen con «gran ilusión» la vuelta de una de sus tradiciones más emblemáticas, que la pandemia ha mantenido dos años cancelada para evitar las aglomeraciones, pues hasta 30.000 personas han llegado a participar en esta singular carrera multitudinaria que arranca a las 00:00 horas del 23 de junio con el tradicional chupinazo y se prolonga durante una hora en un ambiente de fiesta y colorido.

El alcalde de Lanjarón, Eric Escobedo, ha señalado a Europa Press que el municipio está volcado en la preparación de este evento y desde hace semanas los teléfonos de la Concejalía de Fiestas «no paran de sonar» de personas interesadas en asistir y alojarse en el municipio, que cuenta con unas 1.500 plazas hoteleras y otras 200 en casas y alojamientos rurales.

Este año cae en jueves por lo que se espera una participación menor que si fuera en fin de semana, pero la llegada de cientos de visitantes que movilizará esta fiesta igualmente supondrá una inyección económica a la localidad, especialmente a la hostelería.

«Estamos trabajando para que sea un día tan especial como lo recordamos, con pasacalles, música en vivo y DJ pensando en el público joven; también desplegaremos un dispositivo que garantice la seguridad», ha relatado el regidor, quien ha avanzado que el municipio solicitará el próximo año la declaración de la Carrera del Agua como Fiesta de Interés Turístico Nacional para seguir avanzado en su promoción y difusión.

Y es que las de San Juan son las fiestas más importantes de Lanjarón, en las que durante unos cinco días el pueblo se llena de color y jolgorio atrayendo a personas llegadas de distintos puntos de España.

Dentro del variado programa de eventos, el que más gente atrae es esta Carrera del Agua la noche de San Juan, en la que vecinos y visitantes salen desde hace medio siglo a la calle a partir de las doce de la noche del día 23 con objeto de ser bañados con grandes cantidades de agua hasta que el reloj marque la una de la madrugada.

Desde balcones y azoteas, mangueras conectadas a camiones cisterna y cubos los vecinos vuelcan agua sobre los participantes ante su reclamo constante: «Esto no es San Juan, esto es cachondeo, ¿Dónde está el agua? Que yo no la veo». En las distintas ediciones se han venido derramando cerca de un millón de litros del líquido elemento que después se aprovechan, en su mayoría, para regadío.