La odisea de Beatriz, la granadina con un hijo de 10 años en Irán con el que no puede reencontrarse
Aunque tiene concedida la custodia desde hace tres años, su padre, iraní, no se lo devuelve y la española, enfermera de profesión, sólo puede llamarlo dos veces al año
Iba a ser evacuado por la guerra con Israel, pero el progenitor, que viajaba con él, le ha obligado a bajarse del autobús y ambos permanecen en algún punto de Irán
La escalada en la guerra acelera la salida de extranjeros de Irán e Israel: España tiene listo un plan de evacuación

«Lleva años luchando por recuperar a su hijo, se había vuelto a ilusionar cuando todos pensábamos que no había nada que hacer y se ha llevado una desilusión tremenda». Lo dice Sandra González Calvo, abogada de la granadina Beatriz Arrabal, que tiene un niño de 10 años viviendo en Irán con un padre que se niega a devolvérselo pese a que a ella le corresponde la custodia.
Ahora que se ha ordenado la evacuación en varias zonas del país por el riesgo que conllevan las hostilidades –igual hay que llamarla simplemente guerra- con Israel, Beatriz, que trabaja como enfermera en Granada, pensó que su hijo, Óliver, por fin podría regresar a España y que ella podría verlo y abrazarlo, no limitarse a las dos videollamadas que le hace al año. Pero ese reencuentro debe esperar.
Las cosas han de contarse desde el principio. Beatriz y su marido se casaron en Londres el 6 de enero de 2010 y allí tuvieron a su hijo. La situación de la pareja no era precisamente idílica y ella inició en 2017 los trámites de separación alegando malos tratos. Pero en noviembre de ese año, aprovechando que ella estaba trabajando (también ejerció de enfermera en la capital inglesa), él se llevó al niño a Irán.
Desde su nuevo destino, él le lanzó un reto: si quieres volver a ver a tu hijo, vente a vivir aquí. Le prometió una vida idílica junto a su familia. La de él, claro. En marzo de 2018, la española aceptó y se fue al país asiático, pero las cosas no mejoraron en absoluto.
Regreso tras una relación tóxica
Según explica la abogada, además de que su marido seguía maltratándola, Beatriz se vio en un ambiente muy hostil y donde la mujer tiene limitadísimos sus derechos. Su familia política no le hacía la vida nada fácil, la relación con ella era altamente tóxica. A los tres meses, Beatriz volvió a España. Dice su abogada que, pese a la enemistad manifiesta que tenían, los padres de su marido la ayudaron a abandonar el país. «En el fondo no querían que siguiera allí porque es europea».
El hijo de la pareja, mientras tanto, estaba cada vez más integrado en la cultura del país, donde por el hecho de ser varón tiene más privilegios, y tampoco se quejó cuando su progenitora se marchó. Ésta, desde España, decidió seguir luchando por lo suyo y el siguiente paso fue pedir el divorcio y la custodia, cosas que le fueron concedidas por un juzgado granadino en julio de 2022.
Beatriz, que ahora tiene 45 años, ha intentado desde entonces esgrimir esa sentencia, que su abogada sostiene que es «clarísima» para que se haga justicia, pero, como especifica la letrada, «no hay convenios de extradición entre España e Irán», así que el niño sigue allí. Por el poco contacto que mantienen, la enfermera sabe que va a un buen colegio y que lleva una buena vida. O la llevaba hasta ahora.
Noticias buenas y luego malas
El pasado miércoles, Beatriz fue informada por medio de la embajada de que la petición que ella hizo había sido atendida, que su hijo iba a ser evacuados y que su destino sería España, puesto que el niño, cuando nació, fue registrado en las embajadas de España y de Irán en Inglaterra, así que tiene derecho a venir al país de su madre. El niño, al ser menor de edad, no puede viajar solo, así que el padre iría con él.
«Nosotros ya casi no albergábamos ninguna posibilidad de que algo así ocurriera y hasta intentábamos convencer a Beatriz de que aceptara las cosas tal y como estaban, pero es verdad que esa noticia nos ilusionó muchísimo, sobre todo a ella, claro», prosigue su abogada.
Sólo un día después, de la ilusión se ha pasado al chasco. Este jueves, la embajada española ha informado de que padre e hijo decidieron, por su cuenta y riesgo, bajarse del autobús en el que estaban siendo evacuados. No se sabe exactamente su emplazamiento actual y sólo se apunta a que es en algún punto del norte de Irán. También se sabe, claro, que allí también hay riesgos.
«Estamos en un limbo, casi peor que antes porque ni siquiera podemos localizarlo. Vamos a seguir intentándolo pero, al no existir ese convenio de extradición, nuestras posibilidades son muy escasas. Reconozco que el futuro para Beatriz es desalentador», concluye su representante legal.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete