María del Mar Terrones, la mujer que se negó a irse «a la cocina» y fue la primera doctora de Andalucía
Nacida en Orce (Granada) en 1892, se licenció en Medicina en 1915 con un expediente perfecto porque su estrategia fue mejorar a todos para hacerse respetar
Ejerció durante más de un lustro pero lo dejó para estar con el hombre con el que se casó, un 'indiano' con plantaciones de tabaco y azúcar en Filipinas
Granada
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Iniciar sesiónNo sólo sus compañeros, sino hasta sus profesores, le decían que se fuera a su casa, que su sitio estaba en la cocina. Lejos de hacerles caso, lo que hizo fue estudiar como una fiera y sacar las mejores notas de la clase. Únicamente ... así la respetarían.
Parece el argumento de uno de esos telefilmes que emiten los domingos por la tarde, pero es una historia real que protagonizó María del Mar Terrones Villanueva, la primera mujer que ejerció la medicina en Andalucía. Nació en la localidad granadina de Orce en 1892 y murió en Vigo en 1980
Antes de contar su azarosa vida, dos matices: no fue la primera mujer que estudió Medicina en Andalucía, honor que corresponde a Antonia Monreal, que se licenció en 1896 pero nunca llegó a ejercer. María del Mar Terrones terminó su carrera en 1915 y sí que trabajó. En 1920, y esta es la otra salvedad, la salmantina Eudoxia Piriz acabó sus estudios en Granada y se convirtió en la segunda pionera de la región.
María del Mar fue la hija de Manuel Terrones, natural de Las Gabias, y de María Villanueva, de Padul. Formaron un matrimonio que tuvo después otras tres, llamadas Pura, Pilar y Consuelo. El padre ejercía de profesor en Orce cuando nació María del Mar y pocos años después se mudó a Baza, donde vieron la luz sus otras descendientes. Todos los municipios citados son de la provincia de Granada.
Sus progenitores lo tenían claro: sus cuatro hijas debían estudiar una carrera universitaria. Y las cuatro se decantaron por Magisterio. Pero tras acabar, María del Mar dijo que quería hacer Medicina. Por entonces la familia vivía en Cádiz y en la facultad de allí se matriculó en 1911. En 1914 opositó a una plaza de alumna interna, obtuvo el número uno y fue asignada a las áreas de operaciones quirúrgicas y ginecología en el Hospital Clínico. Un año más tarde se licenció con un expediente plagado de sobresalientes y matrículas de honor.
Ese último año de carrera no lo hizo en Cádiz sino en Madrid, donde por fin coincidió con otras valientes. En su clase había otras dos mujeres. Antes, aún en Cádiz, había trabajado como voluntaria cuando llegó un barco cargado de leprosos. En Madrid continuó ejerciendo la medicina pero sólo durante unos pocos años, porque apareció en su vida Teodoro Vega.
Era un indiano, así llamaban a los que habían ido a las colonias que aún tenía España a intentar hacer fortuna. La hizo, eso es indudable. Era propietario de plantaciones de azúcar y tabaco en Filipinas. Sobre cómo se conocieron hay dos versiones: una, la más romántica, asegura que él estuvo hospitalizado y ella fue su doctora. Otra, más prosaica, apunta a que se vieron en una conferencia.
El caso es que Teodoro y María del Mar se casaron en 1920 en Madrid. Él tenía negocios allí, pero a la vez mantenía los de Filipinas, lo que le obligaba a atenderlos con frecuencia. Eso significaba hacer largos viajes en barco y soportar considerables periodos de alejamiento. Finalmente su mujer eligió seguirle, lo que implicó que dejara de trabajar en lo suyo.
El matrimonio tuvo cuatro hijos. El mayor, Eduardo, nació en Madrid, pero la segunda lo hizo en Filipinas, de ahí que le pusieran de nombre Oriente. Después llegaron María del Mar y José Claudio, quien falleció en la década de los cincuenta, con sólo diez años, en un accidente de tráfico. Al año siguiente murió Teodoro Vega tras sufrir un infarto.
Años antes de su fallecimiento, uno de sus últimos y lucrativos negocios consistió en construir edificios de apartamentos de lujo en la capital de España, el más famoso de ellos el Commodore. Al morir, Teorodo le dejó a María del Mar una inmensa fortuna que ella administró junto a sus hijos.
La que tuvo más notoriedad fue su hija María del Mar, amiga de la hija de Francisco Franco y de Juan Carlos I. De hecho, en los años noventa la desaparecida revista Época publicó un extenso reportaje en el que ella era protagonista.
La definían como la «misteriosa dama» que había alquilado el yate Fortuna II durante más de un mes a razón de un millón de pesetas al día más gastos de embarque. Ese barco fue construido con la idea de regalárselo a Juan Carlos I, por entonces rey en activo, pero hubo problemas legales y pasó a pertenecer a Patrimonio del Estado, entidad que permitía su arrendamiento. La misma revista dejaba entrever que María del Mar, a través de varias sociedades en el extranjero, terminó adquiriendo el yate.
Su madre, la protagonista de esta historia, ya no estaba viva. Falleció en 1980 en Vigo, donde pasaba temporadas porque la hija que también llevaba su nombre vivía allí –estaba casada con un armador de barcos que también fue uno de los fundadores de la empresa Pescanova- y pasaba temporadas con ella.
PD: Este artículo no habría sido posible sin la colaboración de varios familiares directos de María del Mar Terrones Villanueva, en especial su sobrina Puri Noguerol Terrones. También han sido valiosas las colaboraciones de Margueritte Ortega, que fue mujer de otro sobrino de la doctora, René Alfredo Ortega Terrones, y del escritor e historiador Ignacio Trillo.
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