«Granada lo tiene todo para ser una de las primeras capitales del país, para que se construya Andalucía y España desde aquí»

Acaba de hacer un balance de su primer año al frente del equipo de gobierno en la que viene a decir que está razonablemente satisfecha de lo conseguido. ¿Contenta pero sin presumir, como habría dicho Luis Aragonés?

Puedo presumir del intenso trabajo que hemos hecho, pero lógicamente todos los problemas no se resuelven en tan poco tiempo. Han sido unos meses duros, de intenso trabajo. Nos encontramos una situación económica peor de lo que creíamos. Empezamos a preparar un presupuesto con esa dificultad, con la intervención de Hacienda. Vimos también la ciudad más dejada de lo que se veía. Paso a paso estamos mejorando las cosas, aplicando una gestión más rigurosa y eficiente, cumpliendo los objetivos que nos habíamos marcado. Sí puedo mantener que los objetivos a corto plazo se han trabajado, que hemos dado un paso importante en la gestión y que hemos iniciado un camino con proyectos a medio y largo plazo.

Objetivos como reducir la deuda, el pago medio a proveedores, que el ayuntamiento salga de su asfixia económica…

Lo primero era el día a día. Ya dije, cuando gané las elecciones, que Granada no podía perder ni un minuto. Comenzamos desde el primer minuto con gestiones y soluciones a corto plazo, como un plan de choque de limpieza; pero también, en ese apartado en concreto, poniendo un concejal único en el área, nos pusimos a vigilar el contrato, a trabajar con la empresa para mejorar la situación y a paliar las deficiencias. También a licitar el nuevo pliego de licencia, que ya se ha hecho y arrancará a principios del próximo año. Y el largo plazo está cubierto porque es un convenio a quince años, donde hemos introducido el concepto de limpieza que queremos para esta ciudad, con novedades como la limpieza de las pintadas, que es algo que nos preocupa. O sea, se ha actuado a corto, a medio y a largo plazo para que Granada mantenga un nivel óptimo. Lo mismo en otras áreas. En Urbanismo, a corto plazo hemos desbloqueado licencias que llevaban meses esperando respuesta. Hemos desbloqueado Mondragones, el Cuartel de Automovilismo, proyectos para nuevas viviendas…

¿Por qué llevaban tanto tiempo bloqueados?

Por dejadez. En sólo ocho meses hemos aprobado licencia para construir casi 1.400 viviendas en la ciudad. Es un hecho muy positivo. El censo ha aumentado en un año, lo hemos comprobado. La receta de aumentar la población con medidas urgentes y a corto plazo ha funcionado. A medio plazo nos encontramos también con la nueva ordenanza de edificación, la primera que armoniza todas las normas para atraer la inversión, simplificando la gestión. Eso ya está aprobado y en información pública para favorecer un camino más ágil, rápido y seguro, para dinamizar el urbanismo. Y también comenzamos trabajos para una nueva licencia de rehabilitación, porque queremos asentar la población ayudando a reformar nuestro centro histórico y los barrios con proyectos de regeneración urbana. Y a largo plazo está la aprobación del nuevo Plan General. Es decir, una vez más, demostramos que trabajamos a corto, medio y largo plazo. Tenemos que diseñar y construir el futuro de la ciudad y el plan general será la herramienta para la Granada que queremos en los próximos veinte años. Se han tomado, como en todo, medidas urgentes, otras que a un año ya nos están dando resultado, y otras que construyen el modelo de futuro.

Durante las últimas décadas, muchos granadinos se fueron a vivir a ciudades próximas, sobre todo por el precio de la vivienda. ¿El objetivo es revertir esa diáspora?

Asentar población es una aspiración de todas las ciudades. Granada llevaba más de una década perdiendo población. Debemos favorecer una ciudad para vivir y para eso tenemos una planificación de crecimiento sostenible, ordenada y planificada. Granada tiene que ser una ciudad que vuelva a superar los 250.000 habitantes, es un reto que se refleja en el avance del nuevo plan. Tenemos para eso que construir nueva vivienda y usar la rehabilitación como herramienta. Debemos hacer una ciudad para vivir, donde funcione el transporte excelentemente bien, que preste unos buenos servicios públicos, que sea limpia, cuidada, con espacios verdes, deportivos, con una oferta cultural… Granada lo tiene todo en cuanto al tamaño. Muchos jóvenes lo eligen por esa facilidad de poderse desplazar a pie, por tener calidad de vida respecto al ocio, al día a día.

¿Una ventaja de gozar de mayoría absoluta es poder adoptar medidas más valientes?

En la campaña solicité un apoyo amplio para recuperar la estabilidad política, social y económica, para que el gobierno local pudiera tomar decisiones. Ese tiempo perdido y ese desastre económico han venido en parte determinado por los gobiernos inestables. Ha habido decisiones que se han dejado para quien llegara después. La ventaja de una mayoría suficiente y amplia como la que tenemos es ayudar a construir la ciudad. Pero siempre con el convencimiento de aunar opiniones y llegar a consensos. Es la receta que aplico en el día a día: en los asuntos clave, sobre todo, tenemos que estar unidos. No sólo un acuerdo con los políticos sino también con la sociedad, desde las organizaciones empresariales, los colegios profesionales, colectivos varios, asociaciones vecinales… Nos hemos puesto de acuerdo con el taxi para hacerlo el más moderno y con el mejor servicio de toda Andalucía. Nos hemos puesto de acuerdo con los empresarios para crear una oficina que favorezca las inversiones. También con la hostelería para endurecer las sanciones y la vigilancia de las terrazas, para actuar en las despedidas de soltero… La estabilidad política da confianza al inversor, pero mi receta es la de Juanma Moreno: buscar consenso en el día a día y en la gestión.

Ya que menciona a Juanma Moreno: ¿Hay muchas diferencias entre este trabajo de alcaldesa y el que desarrolló al frente de la Consejería de Fomento de la Junta? 

La gestión es diferente. Yo valoro la experiencia que tuve como consejera de Fomento, que me ha ayudado a ejercer de alcaldesa, pero la política es distinta. Estoy disfrutando mucho con el contacto directo con el ciudadano, en lo de poner cara a los problemas y estar con la gente en los barrios.

Dijo que la decisión para implantar la Zona de Bajas Emisiones es valiente, pero ¿cree que se pudo ser más ambicioso? Hay que tener en cuenta que Granada tiene un problema importantísimo con la contaminación, como corroboran varios estudios, entre ellos de la Junta. ¿Lo aprobado puede ser insuficiente?

En este asunto partíamos de cero, nadie analizó ni tomó ninguna decisión. Granada ya tenía que tener implantada la Zona de Bajas Emisiones cuando nosotros llegamos. No trasladaron a la ciudad lo que se iba a hacer. Por eso dije que es valiente señalar una zona de aplicación. Lo primero que hicimos fue medir, porque aunque conocemos la situación de la contaminación, hay que medir aforos, para limitar hay que hacerlo en base a estudios rigurosos. Consumimos varios meses en tener ese análisis que nos dice que el 70% de los vehículos que se desplazan por el centro vienen de fuera. Pero eso hay que compatibilizarlo con una ciudad para vivir, y para eso hay que ser ecuánime, mirar el impacto social y económico que va a haber. Hemos limitado el acceso, como exige la ley, pero planificando aparcamientos de borde para esos vehículos. Ahora hay que modificar seis ordenanzas municipales, una medida de gran calado que nunca se hizo. Pero esa restricción no es la única medida, también hay otras que se sumarán a la mejora de calidad del aire en la ciudad, no sólo como ciudad sino como Área Metropolitana.

Pero no hay el mismo aire en todos los puntos de la ciudad. En el Realejo se cuadriplican los niveles de NO2 aconsejados por la Organización Mundial de la Salud. Hay cuatro colegios allí y unos mil niños respiran a diario el humo de los enormes autobuses escolares, el de los taxis que van a la Alhambra por esa ruta, cuando hay otras, el del continuo tránsito de la carga y descarga, que se podría limitar...  

No nos podemos limitar a trabajar en una almendra dentro de la ciudad, sino en una ciudad entera. La Zona de Bajas Emisiones es algo que tenemos que hacer por ley y que ha diseñado esta alcaldesa, de forma valiente, no limitándose a una zona de la ciudad. Pero hay que compaginar con otras medidas como favorecer el transporte público, con intermodalidad y teniendo en cuenta que tenemos un Área Metropolitana. Que por cierto, también ampliamos el Metro hacia el sur, que es algo que se hizo cuando yo era consejera de Fomento. Debemos mejorar las líneas con el Área Metropolitana para que la gente llegue a la ciudad en transporte público, así como favorecer la peatonalización, que es algo básico. Hay que sacar coches pero sin impedir su día a día. Por eso hay excepciones en la Zona de Bajas Emisiones, porque no se puede condicionar nuestra actividad económica. En la carga y descarga estamos con sesiones de trabajo con esos vehículos para que no sean contaminantes. Ya lo han hecho algunos y hay que seguir en esa tarea. Los autobuses también tienen que seguir renovando la flota. Hay que hacer sumideros de CO2, con pantallas verdes que también combaten la contaminación acústica. Contar con más árboles. Y por supuesto peatonalizar. Con la Zona de Bajas Emisiones reducimos el diez por ciento, no es la única respuesta, en eso estoy de acuerdo, tenemos que hacer un frente común con muchas medidas donde también se implique el Área Metropolitana.

¿Qué zonas se van a peatonalizar?

Estamos haciendo un estudio de ampliación, pero evidentemente tiene que empezar por el centro y también por los centros estratégicos comerciales de las barriadas. Eso requiere de planificación y consenso, porque el residente tampoco puede tener dificultades para aparcar en la calle que decida. Hay que analizarlo bien, pero la estrategia es la de peatonalización. Eso a veces cuesta entenderlo pero es muy positivo para todos, para ofrecer más espacios verdes, para niños. Debemos hacer una ciudad más habitable.

Ha hablado de la ampliación del Metro. Se propuso también que pasara por el centro. ¿Qué ha pasado con esa esa idea? 

El estudio está, pero entendimos que la alternativa más necesaria para sacar coches de la circunvalación y hacer un acceso menos contaminante era la de priorizar el Área Metropolitana. Por el sur y también para unir Albolote con Santa Fe, que está previsto. Eso se ha priorizado pero lo otro está ahí, no se ha olvidado.

En el barrio del Albaicín acaba de haber una concentración contra la masificación turística y la proliferación de pisos turísticos. ¿Qué modelo pretende la ciudad. Es cierto que el turismo genera empleo y riqueza, pero ¿apostar por el turismo a toda costa puede tener ese riesgo del que hablan los economistas, el de poner todos los huevos en la misma cesta?

El sector turístico ha supuesto siempre una parte importante de nuestra economía y no podemos renunciar a él pero tenemos que apostar por otros sectores, como el tecnológico o el de la cultura, que también es industria y que hay que favorecer, por ejemplo con la capitalidad cultural. El sector turístico hay que gestionarlo y planificarlo, saber dónde queremos ir. Por eso vamos de la mano de la Diputación y de la Universidad en un programa a medio-largo plazo que nos va a dirigir respecto a la planificación turística. A corto plazo había que tomar decisones urgentes. Granada no tiene el mismo problema con los pisos turísticos que hay en otras ciudades, pero sí que estábamos a tiempo de parar el reloj y decidir qué queremos y hacia dónde orientar el crecimiento turístico. Con la aprobación de la innovación al plan general vigente, que espero se produzca en julio, se suspenden nuevas autorizaciones para pisos. Mientras tanto se aprobará una nueva normativa con condiciones de sentido común para favorecer la convivencia en los barrios. Que tengan un acceso único, que si es un bajo tenga instalaciones únicas de luz y agua… No sólo es limitar los pisos en zonas, sino limitar la ampliación con esas características. Estamos a tiempo de planificar y definir el futuro en ese sector. Es una oportunidad y hemos tomado ese camino.

Ha nombrado la Capitalidad Cultural Europea 2031, a la que aspira Granada. Ahora se aprecia una apuesta más decidida. ¿Después de unos años en los que no se ha hecho gran cosa?

Absolutamente. Por eso decía que Granada tenía que recuperar el tiempo perdido por esa inestabilidad política, por esos gobiernos de dos años. El exalcalde Luis Salvador, que por cierto ha vuelto al PSOE, como todo socialista montó una oficina con cinco o seis técnicos pero no movió un papel, no hizo absolutamente nada. Partíamos de cero y lo primero que hemos hecho ha sido reunirnos con el Consejo Social de la Universidad, con el Consejo Social de la ciudad, nombrar tres comisarios para impulsar la candidatura, crear un grupo de expertos con la Universidad. Seis catedráticos de distintas disciplinas están armando el texto, en la justificación de la candidatura. Hay que crear una candidatura con un relato, con un fin, para poder participar. Es un trabajo técnico, debemos justificar esa candidatura. En este camino tenemos que aprovechar el que todos nos vamos a volcar, el conjunto de la ciudad, para sumar programación, favorecer la que tenemos, sumar patrocinios, fortalecer la Granada cultural. Es una oportunidad para crear industria cultural. Tenemos que retener el talento cultural y que crezca su impacto económico.

El retraso no sólo es achacable a sólo esos dos años. Antes de que se hablara de 2031, es cierto que en los últimos años, Málaga ha dado un tirón tremendo, con varios museos, y mientras tanto Granada ha ido perdiendo peso. ¿Comparte esa impresión?

Insisto, debemos recuperar protagonismo en el ámbito cultural y en todos los aspectos. Lo tiene todo para ser una de las primeras capitales del país, para que se construya Andalucía y España desde Granada. Estoy convencida, pero tenemos que trabajar juntos, creérnoslo y defender entre todos Granada. Contar con todos, también con el Estado, en esta estrategia. Debemos unir el movimiento a favor de Granada con la convicción de que tenemos enormes posibilidades y trabajando duro para recuperar el protagonismo que merece.

Ahora todas las instituciones públicas que afectan al día a día de Granada son del mismo color político excepto el Gobierno central. ¿Diría que le está poniendo palos en las ruedas a su gestión? 

En lo que afecta a Granada no ha dado ni un paso, sobre todo en proyectos como el soterramiento del ferrocarril, que es más que una conexión entre barrios, es además un gran corredor verde que condiciona las conexiones de la ciudad y el futuro del ferrocarril, tanto de pasajeros como de mercancías. No estamos pidiendo más que otras ciudades como Almería, donde se puso de acuerdo el Gobierno andaluz, el central y el ayuntamiento y hoy el soterramiento está en ejecución. Esa alcaldesa se empeñó, no como el que había aquí, Paco Cuenca, que no movió un papel. Tenemos un aliado como la Junta, nuestro presidente ha dicho que quiere participar en el futuro de la conectividad de Granada con los demás. Sólo exijo al Gobierno una reunión técnica y decidir, estudiar y valorar la mejor alternativa, su impacto económico y social, ver el mejor proyecto y hacerlo de forma conjunta. Pero sin proyecto no hay obra y, en seis años, el presidente Sánchez no ha movido un papel mientras otras ciudades han avanzado.

La Universidad de Granada cumple 500 años en 2031, precisamente el año en el que se aspira a la capitalidad cultural. ¿Cómo se puede aprovechar esa coincidencia?

La coincidencia es una oportunidad. El rector y yo nos pusimos de acuerdo desde el principio en trabajar juntos en ese aniversario y también por la capitalidad cultural. Debemos aunar esfuerzos.

Hay un problema que se eterniza en la ciudad, el de los cortes de luz en la zona Norte. ¿Nota avances?

Los cortes de luz no sólo afectan a nuestra ciudad, desgraciadamente se ha extendido. El problema hay que abordarlo desde diversos frentes y la mayor responsabilidad es de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Debemos trabajar de la mano porque ese problema está asociado a un delito y hay que ejercer una tarea de vigilancia para luchar contra esos cortes de luz. Pero es también un tema social en el que debemos ir con la Junta de Andalucía para avanzar en base a la formación, la educación y el empleo. Y tenemos que ir también de la mano de las empresas distribuidoras de energía, que deben invertir y estar al tanto del día a día, de los inconvenientes que generan a las personas que están pagando la luz y deben tener garantizado ese servicio esencial. Pero ahora hay una concejal dedicada y, no me atrevo a cantar victoria, hemos conseguido avanzar. Si trabajamos unidos y con planificación, como estamos haciendo, el problema se puede reducir. Por supuesto de la mano de las asociaciones de vecinos, que están siendo una pieza esencial. Se ha mejorado y esa es la tendencia. Ahora viene un momento importante de pico con el verano y estamos preparándonos para poder abordarlo, porque es delicado. Pero el invierno, que también lo fue, pasó algo mejor.