La procesión de la Virgen de las Angustias de Granada lleva a la calle a más de 100.000 personas

Todo el centro de la ciudad fue un hervidero, en realidad. No hubo nubes amenazadoras alrededor y miles de personas tomaron la calle a la hora de las tapas (es decir, a eso de la una de la tarde o poco más allá) y ya no la abandonaron hasta que a las 18,36 horas, anunciada por fuego de petardos, la imagen de la virgen salió de la basílica.

La tradición marca que las cosas huelan, sepan y suenen siempre como siempre. Si no, no serían tradición. Lo que esperan cada año miles de granadinos -más de 150.000 en esta ocasión- es que la talla, portada por hermanos de la Cofradía de las Angustias, fundada en 1545, gane la calle y comience un recorrido en el que demuestre ser lo que ha sido durante siglos: un icono de lo granadino, de una forma de ser.

Siempre arropada por una multitud, la imagen hizo el siguiente recorrido: Carrera de la Virgen, Plaza de Bibataubín, Plaza del Campillo, Plaza de Mariana Pineda, Ángel Ganivet, Puerta Real de España, Reyes Católicos, Plaza Isabel la Católica, Gran Vía, Cárcel Baja, Pie de la Torre, Plaza de las Pasiegas, Marqués de Gerona, Alhóndiga, Plaza Campo Verde, Recogidas, Acera del Casino, Puente de Castañeda, Carrera de la Virgen y, de retorno, de nuevo a la Basílica de la Virgen de las Angustias.

En su itinerario, la imagen de la patrona de la ciudad estuvo acompañada por la banda de cornetas y tambores de Toledo y por buena parte de la corporación municipal, comitiva que estuvo encabezada por la alcaldesa, Marifrán Carazo. Tanto fervor manifestó ella como el líder de la oposición, el socialista Paco Cuenca. En estas cosas, afortunadamente, la política queda al margen.

Y como no podría ser otra forma, la devoción se mezcla con la tradición. Desde primera hora de la mañana se instalaron en la emblemática Fuente de las Batallas y en otros puntos cercanos a Puerta Real puestos con artesanía y productos gastronómicos locales, y una vez más la estrella del día fue la Torta de la Virgen, un manjar sencillo, basado en el aceite y en el cabello de ángel, aunque a menudo adornado con chocolate o crema, que se vende a base de bien en las horas previas al cortejo.

Después de su itinerario anual, que lamentablemente la pandemia impidió durante los años 2020 y 2021, la virgen volvió a encerrarse en su templo y los fieles aguardarán pacientemente a que llegue el año que viene para volver a verla en la calle. Pero este año tienen una ocasión extra para solazarse y recrearse de nuevo en sus costumbres: el 14 de octubre está programada la Procesión Magna, que sacará a la calle a 22 pasos -será una especie de Semana Santa concentrada en un solo día- y que sirve para conmemorar el XXIV Encuentro Nacional de Cofradías Penitenciales.