Granada apuesta por las letras para combatir el duelo, la ansiedad y la depresión

Su presidente en Granada, José Antonio Cerezo, comenta que el certamen «no tiene precedentes», pero sí que hay literatura sobre duelo ya publicada. En concreto, un libro que se llamó Luna de abril y que contenía siete relatos sobre el tema. Recibió una acogida tan favorable que posteriormente tuvo continuidad: otro libro llamado Lunas de abril en el que se incluyeron siete más.

Detrás de ambas iniciativas está Juan Vellido, escritor y director literario de la editorial Tleo, que cuando llevaba aproximadamente un año viudo, decidió contar su experiencia. «Algunos tienen la costumbre de escribir sobre seres queridos que nos han dejado y luego hacen alguna ceremonia, por ejemplo leen lo escrito y luego lo queman, pero él se decantó por editarlo», relata Cerezo.

Ese fue el germen. Ahora se quiere ir más allá y convocar a personas que quieran exponer por escrito sus sentimientos. «Es un proceso terapéutico para asimilar experiencias duras, creo que estamos ante un género literario en sí; las palabras, en ese contexto, tienen una hondura que se percibe», incide el profesional, que detalla que las bases se pueden consultar y los trabajos se pueden presentar hasta el 12 de diciembre a la siguiente dirección: certamenrelatos.granada@telefonodelaesperanza.org

Con posterioridad, un jurado que integran cinco especialistas –fundamentalmente del mundo de la psicología y la literatura- elegirá a los mejores y el ganador se llevará un premio de tres mil euros, mientras que el finalista recibirá mil. La intención es publicar después un libro, que sería el tercero sobre esa materia, con cincuenta relatos. Cerezo ha aprovechado para agradecer a Emasagra su colaboración: «Sin ella, nosotros no habríamos podido conseguir los siete mil euros que se destinan a la organización y a los premios».

La segunda fase, la del taller de escritura terapéutica, se presenta igual de interesante, si no más. Porque no sólo podrán participar personas que han sufrido una pérdida importante y se encuentran en un estado emocional delicado, sino también quienes padecen angustia, depresión o ansiedad. Es, en ese sentido, un intento por mejorar la salud mental de muchas personas.

«La idea es que en ese taller, en el que en principio participarán entre doce y quince personas por trimestre, puedan expresar lo que sienten y que reciban indicaciones técnicas y también literarias si quieren pulir su estilo», cuenta el presidente del Teléfono de la Esperanza, que sostiene que hay gente a la que esa experiencia emocional, ese abrirse a los demás y compartir lo que les pasa, puede ser muy positivo.

«Recrear la pena puede ser agradable, como también indicar por escrito por qué nos sentimos mal. Es verdad que, por lo menos al principio, mucha gente no quiere ver fotos o vídeos de personas a las que queríamos y que han muerto. Pero otros consiguen integrar esa pena, adaptarla a su día a día, y se sienten mejor de esa manera».