Condenado a 27 años por matar de 20 puñaladas y robar a un discapacitado intelectual en Granada

El juicio se iba a celebrar desde este viernes 26 de septiembre, pero un acuerdo de conformidad entre las partes lo ha impedido. La Fiscalía solicitaba para el autor confeso de los hechos la prisión permanente revisable, pero ha accedido a esos 27 años de privación de libertad, a los que hay que unir otros diez de libertad vigilada una vez cumpla su condena.

Fue un suceso que dejó a Granada absolutamente conmocionada. La víctima, de nombre Manuel y de 42 años, que tenía reconocido un 67% de discapacidad intelectual, fue engañada por su asesino, que lo mató, se instaló en su piso y después intentó convencer a los familiares de Manuel de que él vivía allí legalmente, que le había comprado la casa por seis mil euros.

Lo había conocido mientras vivía con su novia cerca de la casa de Manuel. Trabó confianza con él y se enteró de que cobraba 1.300 euros al mes por una pensión de invalidez. Se aprovechó de la circunstancia de su discapacidad para aprovecharse de él y robarle.

Para el asesino todo parecía ir sobre ruedas. Era cuestión de que, cuando Manuel fuera al banco a cobrar su pensión, cosa que ocurría una vez al mes, le acompañara y se la arrebatara. Pero sus planes parecieron torcerse cuando su novia rompió con él y lo echó de la casa.

No obstante, eso no le arredró. De hecho, ya empezó a pensar en acabar con su vida. El 5 de marzo, cuando Manuel ya tenía el dinero, fue a su casa y le pidió que le ayudara con la mudanza, que él tenía que irse del piso de su novia. Accedió y fueron juntos en coche hacia la Fuente de la Bicha, un lugar muy conocido donde muchos granadinos acuden a andar o hacer deporte.

Una vez allí, el acusado «se puso unos guantes, sacó un arma blanca y, aprovechando que la víctima estaba de espaldas, le asestó dos puñaladas de manera sorpresiva que le hicieron caer al suelo», detalló la Fiscalía en su escrito de acusación. Pero después de eso, para «aumentar innecesariamente su dolor» y asegurarse de que moría, continuó dándole puñaladas por todas partes: en las piernas y los brazos, en el tórax, en el estómago... Hasta veinte le infrigió. Y Manuel murió.

Después, arrojó su cadáver dentro de un depósito en una acequia que tapó con ramas y chapas de metal y volvió a la casa de Manuel, en el distrito Norte. Allí fue donde la familia acudió a verlo y donde él se inventó sobre la marcha que Manuel se la había vendido.

No creyeron su versión, por supuesto. Los familiares denunciaron su desaparición, volvieron un día después a la vivienda y allí el asesino ya les dijo algo muy sospechoso: que a Manuel no lo volverían a ver. Su cadáver fue encontrado el 12 de mayo y la autopsia confirmó la terrible causa de su fallecimiento.

En su escrito, la Fiscalía calificó lo sucedido como un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con el agravante de la discapacidad intelectual de la víctima, y también otro de robo con violencia, en este caso también incrementado porque el asesino tenía antecedentes. Pidió la prisión permanente revisable.

No se ha conseguido, pero la defensa de Manuel, llevada por el despacho de abogados de Manuel Aránguez, está satisfecha: «Es una condena severa, proporcional a la atrocidad del crimen, y ahorra a los familiares y amigos el sufrimiento de revivir los hechos durante el juicio, que siempre es muy duro. Además asegura la condena en un juicio con jurado, que siempre tiene sus complicaciones técnicas», ha resaltado.