El acusado de matar a un joven a golpes en un pueblo de Granada sólo estará ocho años en prisión
El homicida admite que le quitó la vida a Juan, un chico de Íllora que sólo tenía 19 años, y el acuerdo entre las partes rebaja la petición de pena, que estaba en 20 años
Íllora se rebela ante la muerte de un joven de 19 años por la paliza del miembro de un clan

Le pedían veinte años de cárcel pero finalmente sólo va a cumplir ocho. El juicio que iba a comenzar este lunes 19 de mayo en la Audiencia Provincial de Granada contra B.J., el presunto autor de un homicidio en las fiestas de la localidad de Íllora, en agosto de 2022, no se ha llegado a celebrar, ni el jurado ha tenido que constituirse, al alcanzarse un acuerdo entre la fiscalía, las tres acusaciones particulares y la defensa.
El acusado, que en el momento de los hechos tenía 23 años y está en prisión preventiva, ha reconocido los hechos, ha admitido que mató a Juan C.T., que sólo tenía 19 años entonces, y se ha conformado con una pena por homicidio doloso de ocho años de privación de libertad. Además, deberá indemnizar a la novia del fallecido, a la que agredió, con una multa de seis euros al día durante dos años.
El acuerdo también contempla una indemnización de 120.000 euros para cada uno de los progenitores del chico al que mató, 75.000 euros a un hermano, el destierro del pueblo de Íllora, al que no podrá regresar durante los próximos quince años, y la prohibición de acercarse ni mantener ningún tipo de comunicación con la víctima.
Los hechos se produjeron el 15 de agosto de 2022, durante las fiestas patronales de la localidad granadina, de unos diez mil habitantes. El hombre que ahora se ha reconocido culpable mantuvo una pelea en una caseta con un amigo de Juan, un chico ajeno a aquella trifulca al que después encontró en la calle, paseando con su novia.
El escrito de acusación de la Fiscalía detalla que el joven se dirigió a Juan en un estado de «gran agresividad» y, mientras le agarraba por el pecho y le propinaba puñetazos, le advertía de que, o le decía dónde estaba su amigo, o le mataba. Su novia intervino y recibió a cambio un puñetazo en el ojo. Después, siguió dando golpes al joven y lo dejó sin conocimiento. Según algunos testigos, B.J. no llegó solo sino con otras dos personas, que no fueron acusadas.
No se quedó ahí. Incluso en el suelo le siguió dando patadas «para asegurar su muerte», según el fiscal. El chico se quedó en el suelo, varias personas intervinieron para acabar con la pelea y el agresor se fue, aunque volvió a pasar por allí montado en un coche y dijo: «Si lo he matado me da igual, os mato a todos..., si lo he matado, buscarme«, según recoge el escrito de acusación. Juan falleció poco después de las siete de la madrugada, camino del hospital.
Aquello causó mucho revuelo en Íllora. De hecho, durante los días siguientes se produjeron ataques a viviendas y cuatro coches del entorno familiar del autor de la mortal paliza, que ya se había entregado a la Guardia Civil. Se le relaciona con un clan que había «atemorizado» al pueblo, liderado por el homicida ahora confeso y un hermano. Fue una rebelión, como se calificó entonces. Y el entierro de Juan, multitudinario, una demostración de la indignación del pueblo.
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