Provincia
La historia de Granada vive en El Altiplano
Durante la primavera se puede contemplar el impresionante espectáculo del deshielo de Sierra Nevada hasta los embalses de El Portillo, San Clemente y Negratín

La comarca granadina de El Altiplano, en el noreste de la provincia, se caracteriza por inmensas llanuras que se elevan a más de 1.000 metros por encima del nivel del mar. Se trata de una zona de una gran riqueza paisajística, rodeada por las sierras de La Sagra, Castril, Baza y Orce, y con una gran llanura, en su centro, casi desértica, salpicada por cultivos y oasis junto a los ríos. Se ha convertido en una zona de obligada visita por el turista, por las peculiares torres puntiagudas que la erosión ha creado, y que al atardecer se tiñen de un atractivo color rojo intenso.
Si El Altiplano destaca dentro del conjunto de comarcas de la provincia es por las evidencias arqueológicas que lo convierten en cuna de la más antigua historia granadina y europea. Los restos hallados en los yacimientos de Orce y Galera han sido fundamentales para el desarrollo de esta zona, y la constante afluencia de investigadores y científicos que han encontrado aquí, en muchas ocasiones, importantes vestigios para comprender el desarrollo de la humanidad.
«Estos restos demuestran que El Altiplano acogió hace más de un millón de años a uno de los primeros habitantes de Europa, aunque mucho más tarde llegaron íberos, y después romanos, y a partir del siglo VIII, musulmanes», explica el vicepresidente del Patronato Provincial de Turismo de Granada, Francisco Tarifa.
En esta zona se asentó en el siglo IV a.C. el pueblo íbero de los Bastetanos, fundadores de Basti, la actual Baza, una de las ciudades más antiguas de la Península Ibérica. «A este período histórico comprenden los hallazgos arqueológicos de la Dama de Baza y el Torso de Guerrero, aunque Baza también fue una importante ciudad de la Hispania romana, y un notable núcleo de población en el período árabe-andalusí», comenta Tarfia, destacando además cómo la huella de la cultura islámica aún se puede apreciar en pueblos como Benamaurel o Castilléjar, «donde encontramos cuevas que fueron utilizadas por estos pobladores andalusíes y hoy siguen siendo habitadas, convirtiéndose en uno de los principales atractivos turísticos de la zona, y que se han convertido en un importante factor económico».
Estas cuevas también se encuentran en los municipios de Guadix y El Marquesado, situado un poco más al sur. Excavadas en las laderas de empinados cerros y barrancos «se trata de apartamentos, casas rurales y pequeños hoteles de varias estancias dotados con todas las comodidades que se caracterizan por tener un clima fresco en época estival y ser cálidas en invierno», asegura el vicepresidente del Patronato Provincial de Turismo.
En la gastronomía también se refleja esta impronta histórica, no solo en la elaboración de sus platos, sino también en la utilización de determinados ingredientes. «Entre las exquisiteces de El Altiplano encontramos las gachas pimentoneras, las migas de pan, guisos y asados de cordero segureño, que está reconocido con la Indicación Geográfica Protegida, el arroz con conejo, el choto frito y los embutidos secados en las mismas cuevas», explica entusiasmado Tarifa.
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