La Fiscalía de Andalucía señala a un aumento de mafias para el tráfico de inmigrantes

En la memoria de la Fiscalía se explica que «son igualmente numerosos los procedimientos que se tramitan como consecuencia de la llegada a las costas andaluzas de embarcaciones cargadas de personas que pretenden entrar irregularmente en nuestro país«.

Desde el Ministerio Público se explica que es «una singular característica de la criminalidad en Andalucía». «Se consolida el dato de que esta actividad se realiza a través de bandas organizadas que ponen en peligro la vida de quienes trasladan», añade la Fiscalía en base a los datos recogidos todas las fiscalías de Andalucía, Ceuta y Melilla. Solo hace unos días que cinco inmigrantes llegaron muertos a las costas de Almería en una patera.

En el documento, se destaca que el tránsito del Mar de Alborán, el Estrecho de Gibraltar y, los menos, a través del Mediterráneo hasta la costa de Cádiz, se hace «con embarcaciones precarias y sobrecargadas, sin útiles de salvamento y en muchas ocasiones en condiciones climatológicas muy adversas».

De acuerdo al relato que hace la Fiscalía, el principal lugar de presión en estos momento, es Almería. En otras ocasiones fue Cádiz o las costas de Motril, pero ahora la principal presión está en las costas casi vírgenes de Cabo de Gata, donde se repiten los episodios. Y no solo llegan en pateras precarias, las lanchas rápidas también se cargan de inmigrantes.

La advertencia de la Fiscalía Superior refuerza a Andalucía como frontera de sur de Europa, tratamiento que le niega el Gobierno. Desde que comenzó la crisis migratoria de Canarias, Andalucía reivindica ser reconocida por el Gobierno de Pedro Sánchez como frontera. Algo que se le niega por sistema, pese a la realidad de las costas y a, por ejemplo, tener aduana en cada puerto.

El propio presidente de Andalucía, Juanma Moreno, pidió que la región, que tiene más de 1.000 kilómetros de costa a una veintena de kilómetros de Marruecos en sus partes más anchas de litoral, fuera considerada frontera por tener «a tiro de piedra de África».

Máxime cuando el propio Gobierno le da ese tratamiento al País Vasco en una interpretación perversa de la situación para que sus socios de investidura (PNV) no tenga que asumir desde el gobierno autonómico a menores inmigrantes procedentes de la crisis de Canarias o Ceuta.

Andalucía al no ser frontera sí está obligada a acoger a esos menores, con sus recursos al 95% de capacidad y las puertas de su litoral abiertas a las mafias, que siguen llenando las playas de inmigrantes, cuando no de sus cadáveres, como ocurrió hace unos días en Almería.